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San Pedro Itzicán carece de atención médica

EL PUEBLO. Muchos menores están enfermos debido al agua de esta zona. (Foto: Grisel Pajarito)

¿Qué pasa si Graciela se enferma o si necesita atender su riñón de emergencia, en la noche? “Pues tenemos que ir hasta Poncitlán por una ambulancia y llevarla a Guadalajara porque aquí no hay médico en la noche, cierra a las ocho y no tenemos ambulancias. Por eso siempre pido a Dios que no se me ponga mala porque tampoco tenemos dinero para llevarla o pagar”, aseguró la madre de Graciela González Jacobo, una joven con enfermedad renal.

El poblado de San Pedro Itzicán tiene un centro de salud que otorga atención básica durante el día, pero a partir de las ocho de la noche que cierra sus puertas ya no existe posibilidad de atender una emergencia o adquirir medicamento, la única opción es viajar a Poncitlán por una ambulancia, un médico particular o bien hasta La Barca o Guadalajara a un hospital; aquí existe un problema de salud y una limitada atención médica.

Se habla de la posible afectación del agua hacia sus pobladores, pero nadie ve la necesidad de un módulo de atención totalmente funcional y para emergencias, no se ha expuesto lo que tienen que hacer Graciela y su madre para buscar atención para sus riñones, o Catalina González Loza para atender las molestias de su hijo Ezequiel, quien aparentemente tiene una discapacidad motriz; no se sabe el martirio que puede resultar no contar con un espacio donde puedan llegar los enfermos y heridos después de las 20 horas.

Los pobladores atribuyen la falta del servicio de emergencia a la violencia, y se sienten abandonados por las autoridades de salud.

“En el centro de salud no hay nadie en la noche, aquí se puede morir uno, no hay nadie ni siquiera para un piquete de alacrán. Tenemos que ir a Poncitlán. Cuando se enfermó Graciela, tuve que ir a Poncitlán en una camioneta para traer la ambulancia y tampoco la quería llevar a Guadalajara porque era de noche y nos dejaron en una calle cerca al hospital y estaba lloviendo. De noche ya cambia la cosa, a veces puede que no alcance a llegar”, aseguró la madre de Graciela.

“No tienen servicio las 24 horas, ahí nomás hasta las ocho de la noche, el que se enferma en la noche tiene que ir a Poncitlán o a La Barca, pero a veces no hay dinero. Tenemos que conseguir una camioneta y llevarlos a La Barca o Poncitlán, aquí en el centro de salud había servicio en la noche pero hay muchos muchachos vagos y creo que se andaban queriéndose meter al centro y la doctora que estaba duró dos días. Ya no tenemos”, señaló la señora Catalina.

Para que alguna persona con automóvil realice el traslado a la cabera municipal se deben pagar 500 pesos, mientras que una ambulancia de San Pedro Itzicán a La Barca cobra 700.

Para muchos es casi imposible pagar el traslado e incluso el pasaje para citas médicas.

“Todas las citas son en el centro de salud. El medicamento es en el centro de salud, a veces que no hay medicina nos dan la receta y voy a Poncitlán y la compro en la Similares, que es más barata”, precisó Catalina.

Aunado al problema de atención médica muchos no cuentan con seguro social; además, algunos refieren que el agua caliente del pozo les provoca reacciones en la piel.

“Con el agua caliente la piel está reseca, se hace como escama, arde, pica cuando te bañas y reseca mucho la piel y a mi mamá por ejemplo le duelen las manos cuando la usa”, explicó Graciela.

Graciela y Ezequiel

Ambos presentan una enfermedad. Graciela González Jacobo, de 23 años, enfermedad renal, y Ezequiel González González, de 18 años,  una discapacidad motriz, aparentemente, y luchan por sobrevivir en San Pedro Itzicán.

“Empecé en junio, se me hincharon los pies, lo que comía lo vomitaba, me daba tos, la flema la sacaba con sangre. Los doctores no me han dicho nada ni me dijeron nada, sólo llegué con los análisis y me pusieron la manguera, no me dijeron por qué, ni cómo, ni me preguntaron cómo había empezado. A veces no estoy bien, me siento mal, la presión se me baja más seguido y me deprimo porque tengo un hijo de 7 años. De la llave sí tomaba agua de chiquita, antes, de recién cuando decían que era agua muy limpia, dejé de hacerlo hace un año”, relató Graciela.

“Me dializo cuatro veces, el Seguro Popular me cubre nada más citas y algunos medicamentos, pero no la diálisis.  El agua para dializar la tengo que pagar,  son 500 pesos, son 15 cajitas y uso cuatro al día.  Desde que me enfermé no la hemos podido comprar”, añadió.

 Mientras que Ezequiel es un joven en un cuerpo de un pequeño de 8 años, no habla: sólo se mueve de manera limitada.

“No sé qué enfermedad tiene. Siempre lo llevo al centro de salud y pasa como sano porque no le encuentran ninguna enfermedad. No habla, no camina y no se desarrolló. Tuve otra, ya murió, me duró 7 años y mi niño ya 18 años y toma puro bibi (biberón). La leche y pañales nosotros los compramos. Al nacer estaba bien, a los ocho meses no se sentaba solito, no se sostenía, lo llevé al centro de salud a Guadalajara, nunca lo llevé porque a la otra, que se me murió, tampoco me dieron diagnóstico en el Hospital Civil y me la rajaron y no quiero eso para mi muchacho”, comentó la señora Catalina.

 

HJ/I