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¿Cuántos más trapitos al sol?

Al momento de escribir estas líneas ignoro si nos amaneceremos hoy lunes con la publicación de algún trapito al sol de uno o varios candidatos como ha sido la constante prácticamente en este proceso electoral, denominada por los afectados como guerra sucia.

Estamos exactamente a 14 días de la jornada electoral del próximo 7 de junio y no tengo la menor duda de que a partir de ahora se intensificará la revelación de lo que no sabíamos de algunos candidatos, particularmente del PRI y del partido Movimiento Ciudadano.

De hecho, el PAN y el PRD, y con mayor razón los partidos políticos con poca presencia entre el electorado, se han quedado al margen de esta guerra y poco o nada sabemos de si tienen o no antecedentes oscuros o reprobables que ameriten saber para analizar si es conveniente o no votar a su favor.

Sus pocas posibilidades de triunfar en las presidencias municipales de la zona metropolitana los mantiene fuera de esta guerra, en la que por supuesto resulta extraño incluir entre los exentos a Acción Nacional, durante muchos años la segunda fuerza política en Jalisco.

¿Qué efectos tendrá en el electorado toda la información ajena a los compromisos, promesas y proyectos de campaña que hemos escuchado y leído sobre los candidatos del Revolucionario Institucional y del Movimiento Ciudadano?

El objetivo de esta campaña, parte natural en una contienda electoral –pese a que haya quienes se escandalicen de ello–, tendrá dos efectos: 1. Que el ciudadano vote en contra del blanco de las revelaciones (máxime si tenía intenciones de hacerlo a su favor). 2. Inhibir el voto, ahuyentar al elector de las casillas, promover el abstencionismo.

Pero por supuesto que estos dos efectos dependerán de la veracidad de los señalamientos o acusaciones, de las pruebas que los sostengan y del seguimiento que se le dé, porque de otra manera es común que estas acciones tengan un efecto boomerang y se le revierta a los acusadores, pues terminan por fortalecer a las víctimas.

Hoy la percepción nos puede llevar a pronosticar si estos trapitos al sol que han revelado de algunos candidatos los han afectado o no en la preferencia del electorado, pero no tenemos elementos para asegurarlo.

Sin embargo, no será sino hasta el día de la jornada electoral cuando se confirmen las consecuencias de esta denominada guerra sucia; ese día sabremos si las revelaciones surtieron efecto y dieron en el blanco, ya sea, como dije líneas arriba, provocando la derrota del candidato señalado, un alto abstencionismo o la victoria de la víctima.

Hay que considerar, en el caso del abstencionismo, que por lo regular registra altos índices en una elección intermedia como la que viene, pues no existe el atractivo de acudir a las urnas de elegir a un presidente de la República o a un gobernador.

También hay voces que aseguran que la ciudadanía está harta y cansada de la guerra sucia, pero en lo que va del actual proceso electoral he advertido dos posturas en el electorado: 1. De aquellos a los que les interesa lo que sucede en torno a las campañas y, por lo tanto, se interesan en estas revelaciones. 2. Aquellos que están concentrados en sus labores diarias y poco o nada les interesa lo que se digan o dejen decirse los que están en contienda.

Vamos, a estos últimos les da igual lo que se digan en contra unos y otros y no emiten reacción a favor o de hartazgo; en cambio los primeros asumen una actitud a favor o en contra si el señalamiento es en contra de su candidato o del adversario.

Por eso insisto en que los efectos de toda esta llamada guerra sucia la conoceremos el próximo domingo 7 de junio. Mientras tanto, que no nos sorprenda que en estos días se incrementará la intensidad de las “revelaciones” en contra de algunos candidatos.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

 

DN/I