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Votantes anulistas, ¿listos?

Con el voto nulo se pretende crear un contexto de exigencia para dar calambres y sacudir a los partidos de su autosuficiencia; ésa es la propuesta básica de sus promotores, pues con la situación actual los partidos piden los votos de los ciudadanos y terminan anulándolos al no impulsar los cambios sustanciales que demanda la sociedad civil.

Las voces y los testimonios de los ciudadanos anulistas que se han dejado escuchar a través de algunos medios de comunicación tienen el siguiente tenor: “prefiero anular mi voto que votar por el menos malo” o también “anularé mi voto para decir que las cosas no están bien” y precisan: “baja calidad de los candidatos, propuestas no claras e insuficientes, y pobre actuación del instituto electoral”.

La encuesta de Parametría publicada el 29 de mayo establece que uno de cada 10 mexicanos piensa anular su voto en las elecciones del 7 de junio. El 41 por ciento de las personas que participaron en la encuesta manifestó que el voto nulo es un buen mecanismo para expresar descontento con la forma de hacer política en México.

El estudio indica también que para 48 por ciento de los mexicanos votar constituye un deber, mientras que 24 dijo que no siente nada en particular al emitir su voto y 15 manifestó sentir satisfacción al asistir a las urnas y solamente 8 lo ve como un desperdicio de tiempo.

Es altamente revelador el estudio del INE en colaboración con El Colegio de México sobre el perfil del votante mexicano. Los datos que se desprenden del Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México retratan a un votante que no cree que su sufragio sirva para resolver sus principales demandas y aun así lo emite. Es un ciudadano que tiende a identificarse con un partido y que aunque está convencido de que su voto no tiene efecto sobre los gobernantes, aun así acude a las urnas. Es decir, lo hace más como obligación cívica y no tanto como acto ciudadano para conseguir algo.

Ahora bien, recordemos que el voto nulo es el que un elector deposita en la urna sin haber marcado ningún cuadro que contenga el emblema de un partido y también aquél donde marca dos o más cuadros, sin que exista coalición entre los emblemas de los partidos que fueron marcados.

El voto nulo es una manera de deslegitimar la partidocracia, pues impulsa el cuestionamiento y la protesta para posibilitar reformas electorales para esta democracia descompuesta.

Para los promotores del voto nulo, anular es votar contra de la simulación democrática, es votar en favor de mayor eficacia y representatividad ciudadana. Anular con conciencia es manifestar que las cosas no están bien.

Un aspecto a destacar es que el voto nulo no perjudica a los partidos pequeños, pues se toma en cuenta para no perder el registro 3 por ciento de la votación efectiva, es decir, de la votación nacional emitida, que resulta de deducir de la votación total emitida los votos a favor de los partidos que no hayan obtenido el dos por ciento y los votos nulos.

El voto válido es el que marca el elector en un solo cuadro que contenga el emblema de un partido político y la votación total emitida es la suma de todos los votos totales depositados en las urnas.

 

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PHM/ I