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Rancheras, la motivación de Roca Rey

Camina serio y siempre pendiente de las miradas de los demás, atento a cualquier charla y observador de su entorno.

Es Andrés Roca Rey, un matador peruano de apenas 20 años que en su rostro denota la jovialidad que le envuelve, pero en su mente circulan los pensamientos de una manera más madura.

Recientemente estuvo en la ganadería de Pablo Moreno, el empresario taurino que le trajo a México y cuya carrera lleva de la mano junto a su maestro Campuzano.

 Después de cinco novillos de muy buena calidad, a los que les fincó faenas de ensueño, una vez bañado y cambiado Andrés se da el tiempo para conversar.

Con noble mirada y pronunciada sonrisa, toma asiento en la fuente de ingreso del rancho y asiente: “Estoy listo”.

NTR. ¿Qué opinión tienes de México?

Andrés Roca Rey (ARR): Curiosamente mi primer contacto e interés por México fue de muy niño, viendo el programa del Chavo del 8. La primera intención de querer conocer este país fue para conocer al Chavo. Fue en él (programa) donde descubrí mucho de la cultura, vida y costumbres de este país. Me gustaba demasiado y ése fue mi primer contacto a distancia con México.

NTR. ¿De qué manera te marcó el país?

ARR. Mi segundo y más fuerte lazo con México son las rancheras. Amo la música ranchera, y desde hace muchos años admiro al maestro José Alfredo Jiménez y a Vicente Fernández. Hay dos canciones en especial que me gustan de ellos, la primera de ellas es la que canta el maestro Vicente, La vida es una copa de licor, es una de mis favoritas.

NTR. ¿Alguna letra en particular?

ARR. Hay una frase que tiene que ver con mi forma de interpretar el toreo. ¿Has oído eso que dice la canción? Por mucho que te cuides valedor, jamás saldremos vivos de este mundo, eso me llega. Hay otra que me gusta muchísimo, es la del maestro José Alfredo que dice: que se me acabe la vida frente a una copa de vino, es una de mis preferidas, deberían cantármela toreando.

 

NTR. ¿No extrañas la vida de un joven de tu edad en lugar del toreo?

 ARR. Ser torero es lo que he querido ser desde niño, toda mi vida, y para ello entreno y trabajo muy duro. Es cierto que no soy común, como mis amigos del colegio, ellos hacen una carrera y demás, pero tampoco ellos son como yo, ellos estudian, yo me juego la vida. Cuando estás entregado y con la convicción, no se extraña nada, menos haciendo lo que sueñas.

Por el triplete en Guadalajara

A un día de ser parte de la segunda corrida de aniversario, Roca Rey es consciente de que está colgado del cartel de más expectativa de este serial tapatío.

Al lado del maestro Morante de la Puebla y del mexicano Luis David Adame, el peruano augura una tarde muy interesante de toros.

“Estoy muy contento de regresar a Guadalajara, es una plaza en la cual he vivido muchísimas emociones y donde me he sentido feliz toreando en el sentido de la recompensa, con el público, que cuando tratas de entregarte pues la gente te premia y creo que eso es lo más bonito que puede pasarle a un torero. El cartel es muy bonito, y espero y me gustaría salir con un triunfo importante de esta plaza”.

La cita la tiene Andrés mañana en punto de las 16 horas para lidiar un encierro de la ganadería de Teófilo Gómez.

A pura puerta grande

Su forma de ver y vivir la vida es una coherencia tangible con la manera de ver y llevar su profesión: matador de toros.

Todo ocurrió de una manera más rápida de lo usual. Fueron pocas novilladas en plazas de primera las suficientes para que el peruano Andrés Roca Rey lograra llamar la atención de empresarios y afición española.

La tarde clave, su presentación en Madrid, donde cautivó a la exigente afición al abrir la puerta grande de ésa, la plaza más importante del mundo.

“Creo que en dos años han sucedido muchas cosas. Desde la puerta grande en Madrid las cosas se me fueron dando muy bien, pero también es cierto que desde los 14 años que llegué a España he tenido una dura preparación que quizá la gente no conozca, entrenando siempre para el triunfo”, comenta el coleta sudamericano.

Y es que a partir de su triunfo como novillero en la plaza madrileña, su carrera ya no paró. La alternativa, triunfos resonantes en plazas de todo el mundo y un valor único, fueron sólo algunos de los elementos esenciales en la corta, pero nutrida y triunfal carrera de Roca Rey, quien al lado siempre de su maestro y apoderado, el matador de toros en retiro José Antonio Campuzano, logró despuntar de una manera única en la difícil profesión del toreo.

Roca Rey es especial. Con aproximadamente 80 corridas en su carrera, es ya parte de las ferias más importantes del mundo, y tarde tras tarde sigue justificando la razón por las que las empresas lo toman en cuenta para sus ferias y para formar parte de los carteles más importantes.

“Efectivamente, todo pasó muy rápido, pero es por ello que trabajamos. Esto es lo que quise siempre, y creo que la mejor recompensa está en el ruedo con el toro, cuando le puedes torear a gusto o cortarle las dos orejas”.

 

HJ/I