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PAN: cuenta regresiva

Fueron 114 candidatos del PAN, encabezados por el aspirante a la gubernatura y ex dirigente estatal Miguel Ángel Martínez Espinoza, quienes ayer rindieron protesta en un auditorio abarrotado de militantes y ante quienes se presentó el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, quien antes que pedirles perdón por la humillación que les propinó al obligarlos a una alianza que nunca quisieron con Movimiento Ciudadano y el PRD, vino a llorar por la persecución de que se dice objeto por parte del gobierno federal.

Martínez Espinoza, por su parte, quien como presidente panista siempre se manifestó en contra de ir del brazo del alfarismo en busca de alcaldías y diputaciones, pero que finalmente tuvo que ceder a los caprichos de su ex dirigente y hoy candidato presidencial, buscó sacar el orgullo panista con un discurso en el que condenó las traiciones.

Por vez primera en muchos años, sino es que en su historia, los candidatos panistas que ayer levantaron el brazo para rendir protesta como tales, fueron producto del dedazo que decretó Anaya Cortés como método de selección para evitar una rebelión mayor no sólo en Jalisco, sino en muchos otros estados donde no sólo estuvieron en contra de las alianzas a la fuerza sino de la imposición de candidatos.

“¡La voz de Acción Nacional nunca se calla!”, arengó el candidato a la gubernatura Miguel Ángel Martínez, voz que, sin embargo, apenas murmuró cuando desde el CEN los obligaron a entregar las candidaturas al Senado y la mayoría a la Cámara de Diputados al adversario jalisciense de Movimiento Ciudadano, sin darles oportunidad de opinar al respecto. Y cuando lo hicieron, que fue en contra en el caso de las candidaturas locales, bastó un manotazo desde la dirigencia nacional para someterlos a los caprichos de su aspirante presidencial.

Contra lo que propios y extraños vimos en Jalisco en torno a las decisiones internas para concretar la coalición nacional y estatal, así como definir las candidaturas, Martínez Espinoza aseguró que “la gente de Acción Nacional no se dobla”, y ya echado para adelante advirtió: “¡Que se acostumbren, porque entre más nos retan, más nos engallamos; entre más nos provoquen, más sacamos la casta; cuando nos piden que renunciemos a nuestras banderas y a lo que significan, con mayor vigor las levantamos”, cosa que, la verdad, nadie vio que hiciera Ricardo Anaya en Lagos de Moreno cuando en su cara Enrique Alfaro exigió a los militantes panistas reunidos en la plaza principal a que bajaran sus banderas –del PAN– porque ahí no se iba a apoyar a un partido político, sino a personas.

El discurso de Martínez Espinoza cumplió con su objetivo: tratar de sacar la casta del panismo que aún no termina por reponerse de la severa crisis en que lo sumió una alianza que muchos todavía no entienden ni quieren. Y obviamente se refirió a quienes se fueron del PAN en busca de nuevos aires en otros partidos políticos. Dijo:

“La corrupción de algunos, la falta de congruencia de otros, la falta de principios y de valores de los diferentes actores políticos que los lleva a saltar de un partido a otro, en algo que Paco Ramírez Acuña calificó como ‘chaqueterismo’, son chaqueteros de la política (…), el cinismo, la mediocridad, la improvisación, los discursos vacíos de contenido (…) todo eso hace pensar a muchos que lo mismo da un político que otro o lo mismo da militar en un partido que en otro, y ese riesgo para nosotros implica que la comunidad se desencanta de la política como actividad…”.

Varias veces, durante su discurso, exhortó a sus correligionarios a levantar las banderas y convocó a regresar al partido a sus principios, tarea nada fácil que tendrá que emprender él mismo como candidato a la gubernatura.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I