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Los mensajes de Alfaro

Todo parece indicar que desde que arrancó su campaña Enrique Alfaro Ramírez ha aprovechado los espacios y el momento para enviar algunos mensajes bajo aquella regla de la sabiduría popular que dice: “Te digo, Juan, para que me escuches, Pedro…”, mensajes que no siempre hemos advertido, registrado o entendido en su momento.

Es así, por ejemplo, que la decisión de pintar su raya con el gobierno federal en su discurso de inicio de campaña en la Plaza de la República tiene un destinatario muy en concreto y particular: Andrés Manuel López Obrador.

Aquel lunes 2 de abril, confiado en que obtendrá la victoria electoral, Alfaro Ramírez anunció que con la Federación habrá una agenda de coordinación, pero advirtió: “Que quede claro y que se escuche hasta la Ciudad de México: nunca más un Jalisco ignorado, ninguneado por el gobierno federal, ni un gobernador arrodillado y sometido por el presidente de la República…”.

En el imaginario del candidato emecista, al momento de pronunciar estas palabras, no estaba la imagen de un Ricardo Anaya, de un José Antonio Meade Kuribreña, de una Margarita Zavala o de un Jaime Rodríguez El Bronco, sino de un López Obrador que desde entonces y hasta la fecha se ha mantenido como puntero en las diversas encuestas, con una amplia ventaja sobre su más cercano perseguidor, que es el panista Anaya y con quien Alfaro ha hecho alianza.

El “nunca más un Jalisco ignorado, ninguneado por el gobierno federal, ni un gobernador arrodillado y sometido por el presidente de la República” parece ser más un curarse en salud en la eventualidad de que López Obrador llegue a Los Pinos y Enrique Alfaro a Casa Jalisco.

Es un “te digo, Juan, para que me escuches, Pedro”, sabedor de que si ambos llegan a ser gobernantes su relación será muy espinosa, muy complicada y hasta conflictiva –con serias consecuencias negativas para el estado– si no se antepone la institucionalidad en ambas partes y, en cambio, se dejan llevar por los arrebatos personales generados por una traición que el tabasqueño le achaca al jalisciense en las pasadas elecciones de 2012 y de la que la dirigente nacional de Morena, Yeidkol Polevnsky, habló en un programa radiofónico con Joaquín López Dóriga, días atrás, de acuerdo con el video que circula en las redes sociales.

En esa entrevista Polevnsky recriminó que luego de que López Obrador ayudara a Enrique Alfaro a salir adelante, en las elecciones presidenciales y por la gubernatura de 2012, éste pidió a los jaliscienses el voto para él y para la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, y no para Andrés Manuel cuando se suponía que iban en alianza.

Alfaro sabe que de llegar ambos al poder –él y López Obrador– la relación será muy difícil, muy complicada, y ésa es la razón de aquella advertencia que quiso que se escuchara hasta la Ciudad de México: “nunca más (…) un gobernador arrodillado y sometido por el presidente de la República”.

Respecto a lo comentado ayer en este espacio sobre querer asustar con el petate del muerto al anunciar que tiene una lista de 20 funcionarios actuales que “van a acabar en la cárcel”, pues existen “elementos de prueba” en su contra por actos de corrupción, se asegura que es un primer aviso para la actual administración estatal de que de ganar las elecciones llegará con la espada desenvainada, y que ahora no sucederá lo que por diversas circunstancias pasó en Tlajomulco y Guadalajara cuando esa lucha contra la corrupción se quedó en el mero discurso.

Hay que esperar, pues, para ver si el escenario y las circunstancias de hoy son lo mismo previo al día de la jornada electoral, pero lo que es cierto es que Enrique Alfaro va dejando mensajes cuyos destinatarios deben de entender y registrar por si se concreta lo que hoy dicen las encuestas. Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I