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(Foto: AP)
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Houston. Inmigrantes centroamericanos separados de sus hijos y retenidos en un centro de detención al norte de Houston están siendo notificados de que pueden reunirse con sus hijos en el aeropuerto si acceden a firmar una orden de deportación voluntaria, reportó este domingo el portal de noticias The Texas Tribune.
Un inmigrante hondureño detenido en el lugar y dos abogados de inmigración que atienden algunos casos en el sitio relataron a The Texas Tribune que los niños están siendo utilizados como objeto de trueque por la deportación.
El inmigrante que habló con el portal noticioso estimó que de 20 a 25 hombres que fueron separados de sus hijos estaban alojados el sábado en el Centro de Detención Seguro para Adultos IAH en la comunidad de Livingston, a 125 kilómetros al norte de Houston.
El centro es una instalación privada para albergar inmigrantes hombres y mujeres, operada bajo contrato con la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos.
El inmigrante aseguró que la mayoría de los detenidos habían recibido la misma oferta de reunificación a cambio de la deportación voluntaria.
El detenido de 24 años, quien habló bajo condición de anonimato y solicitó al The Texas Tribune usar el seudónimo de Carlos porque temía represalias, comentó que abandonó su caso de asilo y aceptó firmar el viernes la deportación voluntaria por "desesperación", para ver a su hija de seis años.
Carlos dijo que fue separado de su hija después de que cruzó junto con ella la frontera de manera ilegal a fines de mayo pasado.
Relató que dos funcionarios federales le sugirieron que podía reunirse con su hija en el aeropuerto si aceptaba firmar la orden, lo que podría llevarlo a ser repatriado a su país natal en menos de dos semanas.
"Me dijeron que no sería deportado sin mi hija", dijo Carlos, al anotar que ahora espera poder revocar la orden de deportación voluntaria que firmó y obtener ayuda legal para luchar en su caso. "La firmé por desesperación ... pero la verdad es que no puedo regresar a Honduras; Necesito ayuda", expresó.
Carlos dijo que solo habló con su hija una vez, el pasado 21 de junio, luego de que se separó de ella hace tres semanas en McAllen.
Relató que pagó a un contrabandista siete mil dólares por el viaje de 10 días desde Honduras porque temía verse atrapado en la violencia que libran los grupos del crimen organizado y las pandillas en su país.
JL
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