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Los Arcos. Con un estilo, estos arcos llevan 76 a�os custodiando lo que en el momento de su construcci�n eran los inicios de la urbe. (Foto: Alfonso Hern�ndez)
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Sobre la avenida Vallarta, a unos escasos metros de la Glorieta de La Minerva, se encuentra una de las piezas arquitectónicas más emblemáticas de la ciudad: los Arcos de Guadalajara, bien conocidos por dar la bienvenida a los visitantes que llegan a la Perla Tapatía.
Con un estilo neoclásico y alrededor de unos ocho metros de ancho y 14 de alto, estos arcos llevan 76 años custodiando lo que en el momento de su construcción eran los inicios de la urbe, justo donde terminaban las carreteras México – Guadalajara y Barra de Navidad - Guadalajara, aunque su objetivo primordial fue la conmemoración de los 400 años del natalicio de esta ciudad, según lo solicitó el entonces gobernador de Jalisco, Silvano Barba González.
A finales de los años treinta, la zona de los Arcos de Guadalajara estaba rodeada de campos en los que se sembraba maíz y sólo podían observarse escasos edificios, entre ellos el Observatorio Meteorológico y el Club Campestre.
El único medio de transporte que llegaba hasta allí era el tranvía, mayormente utilizado por los visitantes del club.
En este punto también se levantó un monumento en honor a los viajeros que llegaban a la ciudad; consistía en una estructura de metal que albergaba un arco adornado en sus alrededores por jardineras y azulejos artesanales hechos en el municipio de Tlaquepaque. La parte superior se adornaba de faroles y al centro se encontraba la palabra Guadalajara.
Los profesionales en arquitectura afirman que el diseño de los Arcos de Guadalajara, creación del arquitecto Aurelio Aceves en 1942, se basan en los típicos arcos europeos; sin embargo, estos tienen características que representan las tradiciones de la ciudad, tales como azulejos de su decoración así como el grabado del escudo de armas por el medio de cada arco.
Justo al centro de la estructura se puede leer la leyenda: Guadalajara la capital del Reino de la Nueva Galicia, fundada en este lugar el 14 de febrero de 1542.
Sus usos
En sus inicios, un área de los Arcos de Guadalajara guardaba un salón que sirvió durante un tiempo para albergar las instalaciones de las oficinas de Turismo, pero el 18 de marzo de 1959, se instaló la Sala de las Banderas.
Actualmente dan espacio, de nuevo, a algunas oficinas de esta dependencia.
Para los habitantes de la ciudad, y a pesar de que la urbe se ha desplazado muchos kilómetros más allá de esta construcción, los Arcos de Guadalajara siguen cumpliendo su función de dar la bienvenida a los que llegan a la ciudad.
También se han convertido en un lugar de recreación y obligada visita de los turistas, pues a los costados se encuentran dos plazoletas que resguardan los bustos de José Clemente Orozco y Mariano Azuela.
La zona de la Glorieta La Minerva y Los Arcos se ha convertido en el sitio ideal para celebraciones por triunfos deportivos, manifestaciones y eventos de gran magnitud.
Por la noche son iluminados al igual que La Minerva, como un adorno digno de admirarse.
da/i
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