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Mejor respuesta. Con el presupuesto asignado se duplicar�an las brigadas de combate al fuego y se comprar�an de tres a seis veh�culos nuevos. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)
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Mientras el gasto ambiental se debilita a nivel federal, en el bosque La Primavera, principal proveedor de servicios ambientales del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), se ejercerán este año alrededor de 29.2 millones de pesos de dineros estatales, su presupuesto más alto desde que se transfirió la administración de la reserva protegida federal al gobierno de Jalisco, en 1995.
Esto significa un incremento en poco más de 10 millones de pesos, que da la oportunidad de fortalecer la gestión del área de protección de flora y fauna decretada desde 1980, y que cerró 2018 con un gasto de 19 millones de pesos.
“Hay una fuerte apuesta por fortalecer el trabajo; ese dinero se canalizará para áreas muy sensibles e importantes como la prevención de incendios, en busca de reducir de forma drástica este riesgo para los tapatíos”, dijo el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), Sergio Graf Montero.
Sobre el tema, el director del organismo público descentralizado Bosque La Primavera, Marciano Valtierra Azotla, explicó que el gasto atenderá el combate de fuego, lo que significa una muy posible duplicación de las brigadas de combate y la obtención de tres a seis vehículos nuevos. Pero, sobre todo, se trata de operar el territorio con un programa de manejo de fuego que terminará de elaborar el investigador Enrique Jardel Peláez, experto del Centro Universitario de la Costa Sur (Cucsur-UdeG), y que consiste en dar prioridad a la prevención sobre el combate.
“Habrá un trabajo con el maestro Jardel para que, tras la definición de las zonas con mayor riesgo de un incendio, se pueda hacer trabajo preventivo in situ, es decir, la cuestión de manejar el material combustible; sólo con un esquema de ese tipo se puede alcanzar éxito pues se trata de reducir el combustible para que el fuego no encuentre manera de avanzar a grandes niveles”, ponderó el funcionario.
Los ejemplos más recientes son el incendio de la zona del Cerro de San Miguel, el año pasado, cuyo impacto fue superior a tres mil hectáreas y es el mayor registro en seis años, y dos incendios de alto impacto en 2017, uno en Pinar de la Venta, con poco más de mil hectáreas, y otro en la zona de influencia del bosque, el cerro del Tepopote, también sobre un polígono de dimensiones similares, y que generó una nube de humo que abarcó el centro y el norte de la ciudad.
No obstante, hay dos siniestros que han marcado un antes y después en la preocupación política por el área natural protegida: los megaincendios de 2005 y 2012, los cuales arrastraron el fuego, respectivamente, por 11 mil y 8 mil hectáreas, con diversos grados de daños, que sólo fueron graves en algunas decenas de hectáreas.
Graf Montero y Valtierra Azotla coinciden en que el manejo del fuego requiere de un planteamiento preventivo no sólo por los riesgos que entraña para la biosfera, con la destrucción ocasionada y la interrupción o alteración de ciclos biológicos, sino por el problema de salud pública que trae consigo: los vientos dominantes van del poniente al oriente; eso significa que el fuego forestal envía grandes volúmenes de humo hacia el centro y sur del AMG, lo que se traduce en riesgos de mortalidad y alta morbilidad entre la población expuesta, que además de ver mermada su salud, significa costos de atención médica, ausentismo escolar y laboral que debe afrontar la economía de la ciudad.
La idea es que el plan de manejo de fuego esté completo en un año.
da/i
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