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Foto: AP
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Egipto reemplazará a Camerún como anfitrión de la Copa Africana de Naciones, decisión que brinda al jugador Mohamed Salah la oportunidad de brillar en su país.
Salah será sin duda la cara de este torneo continental de fútbol que se disputará entre junio y julio, pero los organizadores en Egipto enfrentan la difícil tarea de tener todo listo a tiempo.
Para aumentar el desafío, la edición de este torneo será la primera en al que las selecciones participantes pasarán de 16 a 24.
La copa se efectuará en Egipto tras años de dificultades políticas que han seguido una revuelta en la que fue derrocado el presidente Hosni Mubarak en 2011.
Desde entonces, las calles del país han sido escenario de hechos violentos que han dejado muertos desde entonces y que han alcanzado al fútbol.
En 2012, más de 70 aficionados murieron durante disturbios en un partido en Puerto Said, en uno de los peores hechos de violencia relacionados al fútbol en el mundo.
Los organizadores presentaron a Puerto Said como una de las ciudades para la competición.
Sin embargo, los directivos del fútbol africano decidieron el martes que Egipto era la mejor opción, ante las dudas de si Sudáfrica, sede de la Copa del Mundo de 2010 y que pretendía la Copa Africana, tendría la aprobación del gobierno así como el financiamiento necesario.
Además, la Confederación Africana de Fútbol tiene su sede en El Cairo, lo que daba a Egipto una ventaja logística.
A Camerún le cancelaron el torneo debido a deficientes preparativos y sus propios problemas políticos, que incluyen enfrentamientos de larga data entre rebeldes separatistas y las fuerzas del gobierno en el oeste del país y por la cercanía de esta región a dos de las ciudades que tendrían partidos.
La selección egipcia es la máxima campeona de la Copa Africana, porque la ha conquistado e siete ocasiones, pero su fútbol se vino abajo dramáticamente a causa de la agitación política que siguió al derrocamiento de Mubarak.
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