Misteriosamente los jueves, se comienza a sentir un cierto cosquilleo en la garganta y para algunos hasta una insaciable sed, lo mismo da si es invierno o verano, lo mismo da si son vacaciones o sólo una semana más de trabajo o escuela.
La cosa es que La Tandariola comienza a acechar con más fuerza el fin de semana, y el pasado viernes, estando relajadamente tomando un mezcalito, me llegó un mensaje directo de la policía de Guadalajara, alertaba a la comunidad, había código rojo, (que le llaman), y señalaba lugares donde supuestamente habría narcobloqueos.
Con todo y los mezcales encima, me dediqué a buscar una nota más clara del asunto, por aquello de que ya era tarde y habría que regresar a casa a altas horas de la noche; nunca pude encontrar nada concreto y la mayoría de mis amigos tampoco, nunca supe si era una verdadera alerta o sólo una broma más de la Secretaría de Seguridad Pública.
En esta tesitura arrancó la primera semana de campañas políticas, la contaminación, en redes sociales, radio televisión, no se ha dejado esperar, las caras de candidatos están por todos los municipios del estado, las sobadas frases que los acompañan hacen más evidente su ignorancia, y su hambre por seguir viviendo del erario público, y por supuesto los dimes y diretes entre ellos, para desprestigiar al del partido opositor.
Los que estamos en medio de todo esto, entre "narcobloqueos" y campañas de desprestigio, empezamos la mayoría de la ciudadanía la primera semana hábil después de las vacaciones, pareciera una historia escrita por Eduardo Ríos (Rius), se ha dicho un millar de veces, nuestra historia se repite y tiende a seguirse repitiendo.
Sigo sin poder corroborar la información de la policía, y lo único que sé de cierto es que la vida diaria de los que con el sudor de la frente sostenemos este país, nos quedamos en la incertidumbre, y como dice un dicho: que a los políticos, Dios los guarde...y ojalá se le olvide dónde.
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