Como uno de los años más cálidos y extremosos del siglo 21 se perfila 2019 a nivel mundial por la oficina de meteorología de Reino Unido sobre cambio climático y, en varios estados de México, incluido Jalisco, ya comienza a sentirse el drástico aumento de las temperaturas y la pérdida de humedad en el ambiente que propician condiciones de riesgo para los bosques y otros ecosistemas secos del país y el estado.
No es novedad que los meses de marzo a mayo sean los más críticos para los bosques caducifolios y pastizales por la cantidad de materia orgánica seca que se acumula, y que a la mínima provocación puede fungir como combustible y detonar un incendio peligroso; de hecho en Jalisco cada año se toman medidas preventivas y diariamente se esperan alertas al respecto. La diferencia en este 2019 es que a las adversidades meteorológicas que se prevén críticas se suma un desmantelamiento presupuestal del sector forestal a nivel país, que en Jalisco todavía significa indefinición sobre este rubro.
A nivel federal, en los últimos tres años ha habido un recorte en la Comisión Nacional Forestal (Conafor) de 80 por ciento, al pasar de 5 mil 178 millones en 2016 a mil 154 millones en 2019, que según El Financiero es una disminución de 30 por ciento con respecto al año pasado, es decir, en el transcurso de cambio de estafeta en los gobiernos Peña-AMLO.
En números llanos, son mil 154 millones de pesos para 32 estados del país con 137 millones de hectáreas forestales, de frente a un año que se pronostica crítico en el ámbito de incendios, además de los aspectos básicos a atender como el impulso al sector productivo, plagas, pago por servicios ambientales, entre otros.
En Jalisco, ha comenzado en la Conafor el despido de personal de la delegación con oficinas en Periférico y carretera a Nogales. Lo peor, según reportan algunos de los trabajadores, es el clima de incertidumbre y opacidad por parte de quienes están a cargo, pues como ya ha ocurrido en otras dependencias como el SAT se han eliminado áreas bajo el mandato presidencial de adelgazar las oficinas, aunque se trate de empleados con experiencia y con historiales limpios.
En el caso estatal, además, la misma incertidumbre y falta de claridad sobre el rumbo de la Conafor se tiene en los seis viveros forestales que son operados por esta dependencia, pero en la que además colaboran militares, como es el caso del de Ameca, uno de los sitios de producción de planta con germoplasma local más importantes de la región.
Si bien estos viveros son los que reparten ejemplares forestales, principalmente pinos locales, a todo el estado para las reforestaciones, a estas alturas del año priva una indefinición por parte de quienes ahí trabajan y de los municipios que se benefician de ese recurso biótico sobre la forma en que operarán en adelante.
Mientras en 2013 estos viveros en Ameca, Jamay, Gómez Farías, Sayula, Mascota y Zapopan llegaron a generar plantas suficientes para hacer 13 millones de reforestaciones en el estado con una inversión superior a los 30 millones de pesos, trabajadores de estos viveros aseguran que la producción podría empezar a caer y aunque hay una buena cantidad de plantas de reserva, eventualmente se llegaría a un déficit en el transcurso del año.
Aunado a toda esta falta de transparencia al interior y sobre todo al exterior de la Conafor, todavía no se nombra a un director en Jalisco, así que mientras en esa y el resto de oficinas federales en el estado permanezcan acéfalas, el súper delegado Carlos Lomelí Bolaños es el encargado, aunque en lo interno desconozca cómo opera cada ámbito y qué se necesita para llevarlo a buen puerto.
Tener un descuido y descobijo presupuestal de este tamaño en una dependencia tan técnica, de cara a la temporada más crítica de incendios en un país megadiverso, podría traer consecuencias severas que generen perjuicios en cadena.
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