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Foto: Archivo
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El papa Francisco expresó hoy su cercanía con el pueblo nicaragüense y abogó por una solución pacífica a la crisis en Nicaragua, al término del rezo del Ángelus de este domingo en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Luego de saludar a los fieles católicos y peregrinos, el Pontífice recordó que desde el 27 de febrero, Nicaragua mantiene importantes conversaciones para resolver la grave crisis socio-política en la que se encuentra el país, ante el reciente acuerdo alcanzado para que en un plazo de 90 días sean liberados los presos políticos.
"Acompaño la iniciativa con mi oración y animo a las partes a encontrar una solución pacífica lo antes posible para el bien de todos", indicó el líder de la Iglesia Católica, expresando su cercanía con el amado pueblo nicaragüense, según un reporte de la agencia Vatican News.
Representantes del gobierno de Nicaragua y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia llevan a cabo negociaciones para buscar una solución a la crisis, bajo la mediación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y del nuncio apostólico, Waldemar Stanislaw Sommertag.
Durante el rezo del Ángelus, el Obispo de Roma destacó que Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y progresar en el camino del bien, sin embargo, advirtió que esa posibilidad de conversión no es ilimitada: "Podemos tener gran confianza en la misericordia de Dios, pero sin abusar".
En el marco del tercer domingo de Cuaresma, el papa Francisco explicó la parábola del Evangelio que habla de la higuera estéril, recordando que el dueño de la higuera representa a Dios Padre y el viñador es la imagen de Jesús, mientras que la higuera es el símbolo de la humanidad indiferente y árida.
"Jesús intercede ante el Padre para favorecer a la humanidad, y le pide que le haga caso y le conceda todavía más tiempo para que puedan germinar los frutos del amor y de la justicia", abundó el Sumo Pontífice.
Destacó que la higuera representa una existencia estéril, incapaz de entregarse, de hacer el bien. "Es símbolo de aquel que viva para sí mismo, saciado y tranquilo, adaptado a su propia comodidad, incapaz de dirigir la mirada y el corazón a aquellos que están a su alrededor y se encuentran en condiciones de sufrimiento, pobreza, abandono".
El pontífice explicó que "ante esta actitud de egoísmo y de esterilidad espiritual, se contrapone el gran amor del viticultor ante la higuera: tiene paciencia, sabe esperar, le dedica su tiempo y su trabajo. Promete al patrón que se preocupara de forma especial de aquel árbol infeliz".
"Este símil manifiesta la misericordia de Dios, que nos deja un tiempo para la conversión. Todos nosotros tenemos necesidad de convertirnos, de dar un paso adelante, y la paciencia de Dios, su misericordia, nos acompaña en ello. A pesar de la esterilidad, que en ocasiones marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar", indicó.
En el tiempo de Cuaresma, subrayó, el Señor nos invita a la conversión. Cada uno de nosotros debe sentirse interpelado por esta llamada, "corrigiendo aquello que se deba corregir en su vida, en su manera de pensar, actuar y vivir las relaciones con el prójimo".
Al mismo tiempo, "debemos imitar la paciencia de Dios que tiene confianza en la capacidad de todos nosotros de poder levantarnos y retomar el camino", concluyó el papa.
EG
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