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ADVIERTE. La barranca de Huentit�n es un ejemplo de la �voraz acci�n urban�stica� que afecta a la ciudad. (Foto: Alfonso Hern�ndez)
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Aprender a vivir y hacer ciudades es el gran reto del siglo 21, aseguró el arquitecto Venancio Ordoño Reynoso, de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco, en el acto de ingreso del ecólogo Eduardo Santana Castellón, la noche del 9 de abril, en esta ciudad.
Edificar conglomerados humanos contra la naturaleza ha sido costoso en términos políticos, sociales, especialmente de salud pública, pero por si fuera poco, pone en predicamento el futuro, ante la destrucción de patrimonio y servicios ambientales que el territorio provee a las civilizaciones, destacó, al reflexionar sobre la ponencia del investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), quien preside el proyecto Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario.
“Aquí en nuestra ciudad, podemos constatar ya los efectos de cubrir nuestros suelos otrora permeables, de los que los cornistas y visitadores novohispanos hacían elogios ‘porque en tiempo de lluvias no hacían lodos por ninguna parte’, con asfaltos y concretos; de la voraz acción urbanística depredadora sobre áreas protegidas del bosque La Primavera y la barranca de Huentitán; de la afectación a las cuencas hidrológicas naturales que surcaban el valle de Atemajac y a los terrenos de recarga de acuíferos que alimentan a los manantiales de Los Colomos; del abuso en la construcción con materiales artificiales como el aluminio, el acero y los plásticos derivados del petróleo; del diseño de edificios en los que se consumen diariamente grandes cantidades de energía para su iluminación y acondicionamiento climático producida por quema de combustibles y de una buena cantidad de etcéteras más”, añadió frente al nuevo miembro de la sociedad y la plana mayor, presidida por el presidente en funciones, Arturo Curiel Ballesteros.
De este modo, el gran reto del Antropoceno, “no será posible sin educación”, y allí se engarza perfectamente un proyecto de esperanza como es el del Museo de Ciencias Ambientales, consideró.
Con el reconocimiento de la situación crítica por la que atraviesa el área metropolitana, que destruye todo el sustento natural que le dio prosperidad por 477 años, hasta la fecha, la urgencia es alinear la cultura, la economía y la política para que las generaciones que atraviesen el futuro, a partir de los conceptos del museo, puedan asumir la responsabilidad de recuperar en la medida de lo posible, los entornos, para que Guadalajara no cancele su futuro.
El hombre no nació en ciudades. Estas son construcciones a partir de su capacidad de cooperación a niveles jamás alcanzados por otra especie: parte de una idea, un imaginario, hacia la intervención de la realidad. El reto es que esos imaginarios piensen mejores ciudades, porque para bien o para mal, son el futuro de la humanidad, concluyó el experto.
“Aquí en nuestra ciudad, podemos constatar ya los efectos de cubrir nuestros suelos otrora permeables”
Venancio Ordoño Reynoso, arquitecto
JJ/I
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