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LA ENCABEZAN AUTORIDADES FEDERALES. Poblaci�n acude al arranque de las jornadas de reforestaci�n en La Primavera. (Foto: M�nika P�rez Neufeld)
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Trabajar herramientas legales suficientes y contundentes para que sea una realidad la protección del anillo que rodea al bosque La Primavera, debería ser una tarea de alta prioridad, pues de ello depende el destino del área natural protegida (ANP), sostuvo la presidente de la asociación civil Anillo Primavera y académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Sandra Valdés.
La investigadora dio a NTR detalles del diagnóstico de las zonas más presionadas en torno al bosque. Las principales están ubicadas en los ejes viales de López Mateos, Mariano Otero y la carretera a Nogales, y en su mayor parte son presiones de urbanización que no han sido atendidas por los ayuntamientos y las propias autoridades responsables de la conservación.
“En la zona de Mariano Otero hemos detectado que cada vez es más la demanda de suelo boscoso (...) la deforestación cada vez va alejando más el bosque de la puerta de entrada original. Vemos también que crecen las autorizaciones de actividades, pero no hay estudios de densidad y carga para que el bosque pueda tolerar ese tipo de actividades recreativas, y al final terminan afectando al ecosistema”, destaca
En cuanto al proceso de invasión en Santa Ana Tepetitlán y en áreas contiguas donde se movió el límite del polígono protegido, “es una operación hormiga, poco a poco se va asentando. En esta zona hemos visto que por 50 ó 60 pesos reciben escombro y entonces rellenan los escurrimientos para tener un poco más plano el suelo, y de este modo se está convirtiendo en una zona de riesgo justamente para todos los que llegan a vivir. De por sí es una zona de fuertes escurrimientos (y en la) temporada de lluvias un suelo hecho con escombro se puede ir en cualquier momento y pone en peligro a todos”.
“Después de muchos años, no hay estrategias claras para organizar este problema en el que, primero, consideramos que se tiene que atender el problema social, las personas, y después se tiene que atender la conservación del área natural protegida, siempre atendiendo a la ley y lo que estipule”, añadió.
PRESIONES POR TODOS LADOS
En cuanto al norte de la reserva, es un corredor intensamente modificado por fraccionamientos y corredores industriales. “Está Technology Park y esta zona es donde hay mayor especulación inmobiliaria, es donde el suelo está más caro. Por la forma en que está construido ese parque industrial se está generando un efecto de isla de calor, son grandes extensiones de techos metálicos, esto provoca que cambie el microclima y que sea más susceptible a incendios”.
El otro punto altamente modificado está en el Circuito Sur, entre San Nicolás de las Flores y San Isidro Mazapetec, en los municipios de Tlajomulco de Zúñiga y Tala. “Hemos registrado cada vez más invernaderos en la zona, son grandes cubiertas de plásticos, que del mismo modo que al norte, modifican el microclima para el bosque y el valle. Lo peligroso de esto es que hemos detectado que muchas extensiones de invernaderos son incluso más grandes que los poblados mismos, entonces esto modifica el paisaje de una forma muy drástica; los pobladores nos dicen que atraen a la fauna y (ésta) termina tomando agua de la que va escurriendo de los invernaderos, que contiene pesticidas y otros químicos; allí, otro tema importante es el Macrolibramiento, que también dejó un montón de bancos de material abandonados, nadie se hizo responsable”.
El impacto de esa infraestructura es creciente, “bastaría con ver la línea de tiempo desde que se construyó y entró en operaciones para apreciar cómo se ha modificado el uso de suelo. La extracción de suelo por la obra fue muy grande y será dificilísimo de recuperar si no hay un programa de intervenciones” que detone un proceso y vigile su cumplimiento.
A su juicio, es urgente culminar los procesos para actualizar el programa de manejo porque ya tiene más de tres lustros en vigor y no es ya una herramienta útil para las dinámicas económicas que están afectando su frontera y su interior. Considera que los planes de ordenamiento territorial “sí pueden ser instrumento que incida en la conservación de La Primavera, pero tiene que ir de la mano con los Planes Parciales, porque nos hemos dado cuenta que los planes de ordenamiento ecológico territorial dicen una cosa y los Planes Parciales dicen otra, y esa reconciliación es el empate entre ambos instrumentos, y que por lo visto es difícil porque son dependencias distintas las que lo hacen, pero si no se hace, podríamos entonces imaginar que la toma de decisiones para la conservación del bosque no va a ir alineada en el camino correcto, si estos dos instrumentos siguen teniendo principios opuestos”.
“Vemos también que crecen las autorizaciones de actividades, pero no hay estudios de densidad y carga que el bosque puede tolerar ese tipo de actividades recreativas”
Sandra Valdés, presidente de Anillo Primavera
Zonas de conflicto
- Corredor López Mateos. Es la zona con más fraccionamientos residenciales que penetran al bosque por las zonas de exclusión, sobre todo en el cerro de El Tajo
- Corredor Mariano Otero. Tiene un exceso de actividades recreativas y crecientes cambios de usos de suelo por zonas excluidas de la vieja protección. El caso más grave, pero no único, es Santa Ana Tepetitlán
- Corredor carretera a Nogales. Comenzando con la invasión a la zona de El Bajío, la parte alta de la carretera ha cambiado de forma drástica el lindero norte del área natural protegida, lo que destruye la regulación climática y los corredores de fauna
- Corredor Circuito Sur. Zona invadida por invernaderos y que se ha alterado significativamente por la construcción del Macrolibramiento
Van por reforestación con 100 mil árboles
Ayer arrancó la reforestación del bosque La Primavera con la intervención de la Delegación de Programas Sociales para el Desarrollo del gobierno federal; de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), así como de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), que, en conjunto, pretenden plantar 100 mil árboles antes de octubre en el área natural protegida.
Tras los incendios de la temporada de estiaje en La Primavera, el delegado de la Federación en Jalisco, Carlos Lomelí Bolaños, consideró que las acciones de reforestación son necesarias, ya que a partir de los siniestros ha incrementado la temperatura en la metrópoli.
Para el delegado, ciudadanía y gobiernos deben recuperar “el gran termómetro de la ciudad”.
“Tenemos que hacer que nuestros jóvenes, nuestros estudiantes, las organizaciones no gubernamentales, el gobierno, las instituciones, el gobierno del estado, el Municipio (Zapopan), de manera permanente, estemos poniendo arbolitos en toda La Primavera. Tenemos que estar renovando y alcanzar esos niveles de forestación que tenía este bosque tan hermoso”, comentó.
Durante la jornada de ayer se plantaron más de 200 árboles, principalmente de especies como pino y encino donados por la Sedena, la Conafor y el ejido La Primavera. Adrián Montiel, Redacción
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