La licencia a su cargo como magistrado del Supremo Tribunal de Justicia que seguro aprobará hoy el pleno, y su presunta separación de las campañas políticas del PRI no pone fin al conflicto de Leonel Sandoval Figueroa, padre del gobernador.
Esto, independientemente de las denuncias penales interpuestas por el candidato del Partido Encuentro Social a la alcaldía de Guadalajara, Joaquín Rivera, y el partido Movimiento Ciudadano en contra de Sandoval Figueroa y que podemos presumir que no procederán.
Después de todo el escándalo desatado tras la difusión de los audios donde el magistrado dice que el PRI tiene a su lado el tribunal electoral y convoca a incurrir en ilegalidades, “nomás que no se sepa”, lo que sigue es: ¿quién pagará los “platos rotos”?
Es cierto, el protagonista central de todo este escándalo que tuvo alcance a nivel nacional ya paga el precio de su osadía. Pero sin duda que este asunto no quedará ahí.
Y es que todo mundo sabe qué sucedió en esa reunión de apoyo al candidato del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, pero se ignora quién es el autor de la “filtración” del audio que fue entregado al Grupo Reforma y que dio a conocer uno de sus periodistas estrellas, Roberto Zamarripa.
Sin duda ése es el siguiente paso: detectar y encontrar quién fue el “Judas” priísta que estuvo presente en dicha reunión, grabó y “filtró” el audio, comenzando por ubicar con quiénes se tuvo esa reunión. ¿Con algún sector u organización del partido? ¿Ante simpatizantes sin mayor compromiso que estar presente? ¿O ante integrantes de la organización que lidera el propio Leonel Sandoval, MAS por Jalisco?
Sin duda que en Casa Jalisco y en calzada del Campesino 222 la asignatura pendiente en agenda es saber el nombre y apellido del “filtrador”. Harán lo posible por saberlo, quizás comenzando por el final: de manos de quién recibió el Grupo Reforma el material de audio.
No sabemos si la indagatoria concluirá descubriendo al autor de la “filtración”, pero no dudamos que tendrán uno o varios sospechosos de haber participado en la misma, directa o indirectamente.
De lo que sí no hay duda es que el origen de la traición viene del interior del PRI. Me cuesta trabajo creer que fue un infiltrado de la oposición, pues dentro del tricolor hay quienes no estuvieron ni están de acuerdo con que Villanueva Lomelí haya sido el elegido para contender por Guadalajara, como también hay no pocos inconformes con el intenso activismo del magistrado Sandoval Figueroa.
Ayer comentábamos en este espacio que las dirigencias nacional y estatal del PRI habían recibido de manera reiterada la queja de varios priístas –diputados y precandidatos de entonces– por el activismo de Leonel Sandoval y de su organización, convirtiéndose incluso en un poder paralelo al partido con su propia estructura.
O sea, Leonel Sandoval Figueroa había dejado varios “cadáveres” en el camino previo a la definición de las candidaturas y más de uno de ellos esperó el mejor momento para cobrarle la factura.
Tampoco descartemos que en el PRI –como lo hemos señalado existe también en el PAN– hay militantes que no trabajan para los candidatos priístas, sino para el o los de otro partido, particularmente el de Movimiento Ciudadano, con cuyos dirigentes o integrantes de la “burbuja” alfarista no pocos priístas mantienen relación, comunicación y contacto.
Dudo mucho que este escándalo que salpicó hasta la Casa Jalisco quede simplemente en la licencia del magistrado Sandoval Figueroa. Tarde que temprano rodarán “cabezas” y dependiendo de quién o quiénes sean, descubriremos qué tanta relación tiene con este caso.
Al tiempo.
ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.
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