Es un lugar común afirmar que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero no siempre ocurre así. A veces, el golpe y la humillación que experimenta quien se tropezó son tan fuertes que, definitivamente, aprende a evitar la piedra.
Ahora bien, como me comentó una curandera maya, las piedras con las que nos tropezamos no están ahí por casualidad, sino que nos salen al encuentro para que aprendamos algo. Sin embargo, lo que aprendemos depende de nuestro corazón. Podemos aprender a caminar poniendo atención al lugar donde ponemos los pies, modificando el rumbo cuando sea necesario para no dañar ni dañarnos, o podemos dedicarnos a quitar todas las piedras que encontremos para no tener que desviarnos de la ruta que trazamos, aunque causemos daño o nos dañemos en el proceso.
En el caso del Congreso del Estado de Jalisco parece ser que la mayoría ha optado por la segunda opción, ya que tropezaron muy fuertemente con la piedra del Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción de Jalisco, que está ahí porque la ciudadanía así lo quiso, y ahora parece estar buscando la manera de quitarla de su camino, en vez de cambiar su ruta.
El CPS es uno de los mecanismos diseñados en mesas plurales de trabajo a finales de la gubernatura de Aristóteles Sandoval, cuya finalidad es facilitar el control del ejercicio del poder y limitar la posibilidad de que se lleven a cabo actos de corrupción. En atención a esa finalidad, el CPS señaló públicamente que la mayoría en el Congreso de Jalisco violó en junio pasado el procedimiento establecido en la ley para designar a quienes ocuparán un puesto en el Consejo de la Judicatura del Estado, que la misma legislatura acababa de reformar. Y no sólo eso; interpuso un amparo, que de prosperar puede servir de base para dejar en claro que los diputados no pueden ejercer sus atribuciones de manera arbitraria. Tal vez esto último es lo que más enojó a los diputados, en particular a Salvador Caro, el líder de facto del Congreso.
Así que al parecer Salvador Caro aprendió la lección y con el apoyo de la mayoría de diputados y diputadas que le obedecen parece haber decidido desmantelar lo que la ciudadanía construyó durante la administración estatal anterior, lo cual es irónico, pues al PRI se le caracterizaba como un partido autoritario y Movimiento Ciudadano, el partido del diputado Caro, se presentó a sí mismo como lo contrario, como el partido de la inclusión ciudadana.
Afirmo lo anterior porque la convocatoria emitida por el Congreso de Jalisco para la integración de la Comisión de Selección (la cual puede consultarse en shorturl.at/jrIW1), la cual tiene a su cargo elegir a quienes irán integrándose al CPS, tiene demasiadas lagunas, como me lo hizo notar la activista anticorrupción Cecilia Díaz, y cito dos ejemplos de lo que ella detectó: no hay un proceso de filtrado para eliminar de la lista de aspirantes a quienes no cumplan con los requisitos mínimos, y no se estipula la metodología para valorar los perfiles de los aspirantes.
Esas lagunas abren la posibilidad de que la mayoría en el Congreso abuse de sus atribuciones, y designe a los peores aspirantes, bajo apariencia de legalidad. Y como cada año queda vacante un puesto en el CPS, una Comisión de Selección a modo podría incorporar al CPS a personajes cómodos para quienes toman las decisiones políticas en nuestro estado, para desmantelar lo poco que hemos avanzado en el control de la corrupción.
Sin embargo, el problema no es la piedra, sino la obstinación de no cambiar de rumbo sin importar las consecuencias.
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