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(Foto: Pablo Mu�iz)
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Desde hace nueve años, Arcelia Solórzano Lambreton se ha enfocado en una actividad: cumplir deseos de Navidad de niños y adolescentes que se esfuerzan por estudiar.
Arcelia respalda el trabajo de menores que asisten con regularidad a las clases que imparte Elvira Hernández en el Centro Comunitario San Juan Bosco, en Guadalajara.
En la labor de Solórzano es clave Elvira, quien ayuda a los menores a aprender durante el año para que luego se vean recompensados.
Arcelia reconoce que los niños a los que ayuda no pueden creer en el Niño Dios o en Santa Claus porque anteriormente no han recibido lo solicitado en Navidad, por lo que se enfoca en regresarles un poco de amor y esperanza.
Junto con Paloma Romo busca esos padrinos que entregarán las recompensas navideñas el día 22, y aunque a veces cuesta trabajo para completar la lista de 200 niños, al final siempre los encuentran.
La intención es regresarles algo de bondad a sus vidas y demostrarles que si se proponen algo lo logran.
Y ¿por qué lo hace? Simplemente por regresar lo que uno tiene por seguro y la recompensa son las alegrías en sus rostros al abrir los presentes.
“Entregar lo que Dios me da, entregar el bien que a mi me da, esas sonrisas y esas caras, ya sean de niños o adolescentes”, afirma.
¿Por cuánto tiempo lo hará? Arcelia sólo contesta que mientras pueda estar de pie no dejará esta labor.
Antes de cumplir sueños se dedicaba a otras labores altruistas, pero esta que manteien desde hace nueve años es la más satisfactoria porque busca demostrar que se puede llegar a la meta y simplemente son parte del camino para lograrlo.
“Creer en la magia de poder crear una mejor realidad, de creer que todo es posible todo el tiempo y que nosotros somos nada más el camino para llegar al bien”, recuerda.
Lo más satisfactorio es que los niños van creciendo en este centro, aquí no importa la edad sino el querer aprender. Empiezan desde niños o adolescentes hasta que deciden irse.
Hoy será el duende de los deseos para entregar felicidad.
jl/I
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