Partiendo de la suposición de que se trataba de un cometa, todas las investigaciones fracasaron hasta que Bochart de Saron, el 8 de mayo de 1781, anunció que el llamado cometa estaba en realidad mucho más lejos del Sol de lo que se pensaba
“Bochart de Saron, 1730–1794”; ‘Nature’ Vol. 125, January 18, 1930, p.95
El 16 de enero de 1730 nació en París Jean-Baptiste-Gaspard Bochart de Saron, quien a la temprana edad de un año quedó huérfano de padre, por lo que su madre Marie-Anne Braïer lo encomendó a su cuñado Elie Bochart, entonces canónigo de Notre-Dame, quien vio por la educación de su sobrino y al efecto lo mandó al colegio jesuita Louis le Grand, donde cultivó su interés por las matemáticas.
La influencia familiar dirigió sus estudios hacia el derecho, logrando ingresar al parlamento justo cuando cumplía 18 años, nos menciona su biógrafa Monique Gros, investigadora en el Institut d’astrophysique de Paris, para luego ser nombrado juez; ello no obstó para que siguiera cultivando su afición a las ciencias, en especial la óptica y la astronomía, al grado de ser admitido como miembro de la Académie royale des sciences, en la que posteriormente ocuparía los cargos de vicepresidente y presidente.
A la par de involucrarse en la construcción de partes ópticas para telescopios, algunos de ellos utilizados por los reconocidos astrónomos de su época Charles Messier y Jérôme Lalande, se hizo de instrumentos formando una rica colección llegando a realizar algunas observaciones, utilizó sus habilidades como matemático para calcular las órbitas de los cometas, auxiliando en la reducción de las observaciones de su amigo Messier.
Lo que nos menciona el epígrafe de la nota conmemorativa de su 200 aniversario corresponde al objeto descubierto por Herschel en abril de 1781, primeramente pensado como cometa, el cálculo de su órbita realizado por Bochart “fue el primer atisbo de luz sobre el desconcertante tema que eventualmente condujo al descubrimiento de que el ‘cometa’ de Herschel era un nuevo planeta, al que asignó el nombre de Georgium Sidus, pero que luego se designó como Urano” (Op. Cit.), contribuyendo con ello sobremanera a la teoría cometaria; como patrocinador de las ciencias pagó de su peculio la impresión en 1784 de la Theorie du mouvement et de la figure des planetes de Pierre-Simon de Laplace, prestaba sus finos instrumentos a sus amigos, estableció un laboratorio de química dotado de un horno de fundición.
Previo a la explosión social de la Revolución llegó a presidir el Parlement de Paris, pero la vorágine del movimiento le alcanzaría como a otros eminentes científicos, Lavoisier el padre de la química moderna entre ellos, vemos así que el ejercicio de la política sin claro razonamiento cobra valiosas vidas; al disolverse el Parlement fue hecho prisionero y condenado, la guillotina cercenó la cabeza de quien recuerda su biógrafa Gros como un promotor generoso de las ciencias el 20 de abril de 1794.
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