El De�n, 40 a�os de inundaciones

2023-07-24 06:00:00

DA�O. La casa de Roberto Renter�a se inund� otra vez el 14 de julio. Aunque la acumulaci�n fue de menos de medio metro, sus muebles, colchones, ropa, refrigerador y lavadora resultaron afectados. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

“Tengo 40 años aquí y en todos nos han tocado que el vaso se desborde y el agua se meta en las casas”, señala Eva, una sexagenaria moradora de la calle 14 cruce con Higuerillas, justo frente a la barda y reja que separa al Parque Liberación, popularmente conocido como El Deán, de este corredor de casas que ofrecen el mejor testimonio del fracaso de las obras de infraestructura ideadas para impedir esos anegamientos.

No es mala la cifra de 40 años. En el taller de Joaquín, a unos metros de esta finca, un animado grupo de parroquianos, nativos de la zona y con padres también asentados hace más de medio siglo, refiere cómo era la vida antes de las inundaciones.

“El lago existía, era una presa de un rico de Guadalajara que murió intestado, según me dijo mi papá. De muy chamacos nos íbamos a bañar, era agua limpia y hasta había peces, corría un río que bajaba por lo que es hoy Lázaro Cárdenas (…) a partir de que el rico se muere, comenzaron a llegar personas a las que les vendían lotes y el Ayuntamiento de Guadalajara reclamó el parque como propiedad municipal. Pero los cambios fuertes y las inundaciones comenzaron cuando, por abrir Lázaro Cárdenas, cortaron el vaso: desde entonces todos los años esto se nos inunda”, revela el mecánico.

Uno de sus chalanes muestra las compuertas de color azul que están en la zona en que la calzada hace barrera con el embalse. “Siempre que llueve las dejan cerradas, porque de esa manera protegen a los de la colonia Ferrocarril, pero a nosotros nos sacrifican, y con agua sucia mezclada con la lluvia”.

Roberto Rentería ha visto de nuevo inundada su pequeña finca de una planta. Hace dos años fue peor: debió subir a la azotea a su esposa, a su hija y a su suegra, porque el agua subió metro y medio. Esta vez fue menos de medio metro, pero con eso bastó para mojar muebles, colchones, ropa, refrigerador y lavadora.

“Vinieron los de Protección Civil y luego otros empleados del ayuntamiento a levantar datos de los daños, pero no sé si vayan realmente a apoyar; otros años no nos han dado nada”, señala escéptico tras la inundación del 14 de julio, la cual afectó a 35 viviendas.

¿Por qué no fue útil ampliar el vaso, una de las obras ejecutadas en la primera etapa del Plan Integral de Manejo de Inundaciones (PIMI) del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Siapa)? Porque el ciclo del agua está dañado en esta subcuenca del río San Juan de Dios, advierte el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Arturo Gleason Espíndola. Ampliar el vaso sin sanear las aguas negras y sin regular el territorio de captación del área hidrográfica es simplemente pasarles todo el problema a los vecinos de la zona.

Entre 2011 y 2013 el académico coordinó un grupo multidisciplinario del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) que hizo una propuesta disponible en http://restauracionhidrologica.blogspot.mx.

¿En qué consiste? Mejorar la capacidad de infiltración del agua, la capacidad de conducción de la red de colectores y, en particular, sanear las aguas negras que llegan a ese vaso: habilitar 509.9 hectáreas aptas para infiltrar agua, nuevos colectores y ampliar el canal del sur, lo que podría derivar en 12 a 15 kilómetros de colectores nuevos, construir 15 vasos reguladores en la parte alta de la subcuenca, específicamente en el cerro del Cuatro, “con el fin de retener los escurrimientos”.

Pero a cambio sólo se amplió un vaso hace seis años, que no da seguridad a quienes habitan en su entorno. La tormenta del 14 de julio comenzó a las 2 de la mañana. En cuestión de minutos, “al agua brotaba por las alcantarillas y se metía, desde la calle y desde la parte de atrás… así ha ocurrido por 40 años”, señala la implacable memoria de Eva.

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