Hace unos años, en una reunión con expertos forenses alemanes, organizada por el ITESO, colectivos de familias de desaparecidos y de agrupaciones feministas hicieron un recuento de los delitos en el estado. Los extranjeros escuchaban asombrados y en alguna de sus intervenciones preguntaron por qué quienes cometían esos delitos podían hacerlo. La respuesta de una de las integrantes de colectivos feministas fue simple: “Porque pueden”.
Así es. En Jalisco se desaparece, se asesina, se secuestra, se roba y se violenta a las mujeres, entre otros delitos, porque los delincuentes pueden hacerlo y saben que no les sucederá nada.
Esa percepción de quienes acompañan a las víctimas no es subjetiva. Está estrechamente relacionada con lo que sucede cuando se comete un delito: casi siempre nada.
Pero no es solo percepción. Los números también respaldan esa declaración. La impunidad en Jalisco, según la revisión que hizo la organización México Evalúa en el estudio Hallazgos 2022. Seguimiento y evaluación de la justicia en México, es de 99.5 por ciento. Es decir, que de cada 200 delitos que se cometen apenas uno es sancionado.
La revisión, según publicó el periodista de El Diario NTR Guadalajara Lauro Rodríguez corresponde al año pasado, en el que Jalisco ocupó, por segundo año consecutivo, el segundo lugar nacional en impunidad.
Hay otro dato de esa revisión que sin duda resulta impactante: en Jalisco hay delitos que tienen 100 por ciento de impunidad. Y no se trata de delitos menores. Hablamos del homicidio doloso y las violaciones. Esto significa que en el periodo que se revisó no hubo ningún sentenciado por cometer estas faltas.
¿Quién es responsable de la impunidad? Sin duda los directos responsables son la Fiscalía del Estado y el Poder Judicial. La indiferencia ante las víctimas, la falta de recursos, las omisiones y la corrupción en la procuración y administración de la justicia provocan que ni siquiera los casos que se denuncian tengan una consecuencia.
Y ante la impunidad, lo que sigue es la desconfianza. Miles de delitos no se denuncian porque las víctimas saben que solo perderán el tiempo o porque podrían incluso enfrentarse a situaciones peores y tienen miedo. De esto también hay datos.
Según la Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2023, la cifra oculta de delitos en Jalisco durante 2022 fue de 89.95 por ciento. Para el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que realiza la encuesta, la cifra oculta son todos “los actos delictivos que no son reportados ante el Ministerio Público o que no son objeto de una averiguación previa y por tanto no figuran en ninguna estadística”.
Hace unos meses los ladrones prácticamente vaciaron un negocio de comida cerca del Centro de Guadalajara. Los dueños decidieron no denunciar. Era la segunda vez que les ocurría y en la anterior su experiencia fue terrible, pues no hubo ninguna actuación de la autoridad. “Solo nos asustaban, que ahora los ladrones ya tenían toda nuestra información y que debíamos tener cuidado. Pasamos meses sin retomar nuestra vida ordinaria y tardamos varias semanas en volver a abrir”, asegura una de las socias. En la segunda ocasión que les robaron, dice, “le dimos vuelta a la página, nos despedimos de lo que se llevaron y al día siguiente volvimos a abrir”.
Ellas son el claro ejemplo de lo que es enfrentar la impunidad y luego preferir ser parte de la cifra oculta.
La impunidad se ha convertido en el mejor refugio para quienes cometen delitos, porque saben que no van a ser sancionados. Saben, como dijo la representante de las feministas, que delinquen “porque pueden”.
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