El 1 de enero de 2024 habrá un aumento salarial de alrededor de 20 por ciento, lo que ha dado lugar a posturas encontradas entre analistas económicos, financieros, empresariales, académicos y grupos políticos.
Por lo pronto, la propuesta del sector empresarial es que el incremento no llegue a 13 por ciento, en cambio las centrales obreras piden 25. Se estima que el gobierno federal propondrá 20 por ciento. Se prevé que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, posiblemente el 7 de diciembre, dé el anuncio del incremento.
Los aumentos salariales permiten que las personas dispongan de más recursos para comprar y satisfacer necesidades, permitiendo la activación el mercado interno y una derrama general.
Desde hace décadas, en varios sexenios, los trabajadores en México han sufrido una política inflexible en materia salarial. El indicador salarial nunca se movía, o en muy pocos puntos porcentuales, y se observaba que, en las peores crisis económicas una de las primeras medidas de los administradores de la economía nacional con el aval del presidente y de las cúpulas empresariales, optaban congelar o reducir el salario mínimo.
De 2019 a la fecha el incremento del mínimo en México acumula un aumento de más de 90 por ciento y todo parece indicar que el cierre del sexenio incluirá un incremento similar al 20 por ciento.
En el país, entre la clase política y los empresarios persisten los argumentos de que México puede perder competitividad a nivel internacional y que aumentar los salarios puede producir mayor inflación.
En la época del presidente Peña Nieto, los mandatarios y líderes sindicales de Estados Unidos y de Canadá desarrollaron una campaña intensa acusando a México de competencia desleal por mantener muy bajos los ingresos de los trabajadores.
Si una persona o una familia no tiene dinero para adquirir la canasta básica, se afecta su calidad de vida. El aumento del salario, según los analistas, no será suficiente, pues también lo harán los impuestos, las tarifas del agua, de la luz y los precios de los productos en la llamada cuesta de enero.
En México, 18.1 millones de personas ganan solo el salario mínimo, lo que es una clara muestra de la desigualdad económica en el país. El académico de la Universidad de Guadalajara Héctor Iván del Toro señala que actualmente en Jalisco entre 25 y 28 por ciento de los jaliscienses no tiene los recursos necesarios para adquirir los productos de la canasta básica. Argumenta que la canasta básica que analiza la Universidad de Guadalajara se integra con 123 productos y “si las personas quisieran adquirir cada mes la totalidad de ellos tendrían que desembolsar 11 mil 532 pesos con 50 centavos”, y no se consideran los pagos de servicios como luz, teléfono, televisión de paga, gasolina o transporte público.
El periódico El Financiero, especializado en temas de la economía mexicana, publicó que los incrementos salariales de los últimos cinco años son una de las causas de que entre 2018 y 2022 el número de mexicanos en situación de pobreza haya disminuido.
En conclusión, mientras el mercado laboral no sea capaz de generar empleos dignos, formales y bien remunerados, el gobierno federal y los gobiernos locales deberán seguir apoyando con dinero a un gran grupo de mexicanos vulnerables o en pobreza extrema a través de los cuestionados programas sociales.
En la actualidad el salario mínimo diario es de 207.4 pesos para todo el país y de 312.41 pesos en las fronteras sur y norte. En 2018, el salario mínimo general era de 108.2 pesos diarios; al año siguiente subió a 120.5; luego, a 140.1; 155.6 pesos en 2021, y 172.9 en 2022.
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