En las últimas semanas, aparte de todo el proceso de transición de gobierno que se experimenta en nuestro país, han tenido lugar eventos internacionales que, como ya se ha señalado en esta columna, constituirán un entorno diferente para el futuro gobierno mexicano. De esta forma, las elecciones del Parlamento Europeo, que constituye un estratégico interlocutor para nuestro país en su proyección europea, representan un reto, ya que ha tenido altibajos considerables en la presente administración.
El Parlamento Europeo experimentó resultados que sorprendieron, fundamentalmente a la diversidad europea que durante mucho tiempo estuvo solamente concentrada en la parte centro-occidental de la región, y en estas elecciones la diversidad que representa el ala, anteriormente denominada Europa del Este, integrada a las decisiones del parlamento, en menor proporción, pero presentes en la estructura parlamentaria, mostraron una fuerza que no se había manifestado con la forma en que ahora lo hicieron, con incremento de las ultraderechas en sus manifestaciones y posiciones en ese órgano continental de representación.
Por otra parte, a diferencia del Parlamento Europeo, la presencia de gobiernos de izquierda en el Reino Unido y Francia que, en el caso galo, se logró para contrarrestar el sorpresivo avance de la ultraderecha en ese país, se alcanzó un triunfo considerable, en proporciones diferentes en los dos países, pero con la victoria de las izquierdas, se conformarán gobiernos con mayoría de izquierda en un entorno europeo de ultraderechas presentes.
Otro punto que se agrega a estos eventos, el fin de semana pasado, en Estados Unidos, es que el candidato republicano Donald Trump fue objeto de un oscuro atentado contra su vida. En acto de campaña fue víctima de un tirador, aparentemente solitario, blanco y republicano, que no acertó a su blanco, pero que provocó víctimas colaterales.
Una de las economías más poderosas del mundo no cuenta con sistemas eficientes de seguridad respecto de sus líderes que, desde el magnicidio de John F. Kennedy, no han logrado mantener un nivel de eliminación de ese riesgo, como el experimentado por uno de los más aventajados candidatos a la presidencia de ese país.
La enorme fragilidad que presentan el candidato y el Partido Demócrata, frente a la enjundia y presencia de Donald Trump, tendrá que contrarrestar la imagen que se genera de un escenario en el que se superpondrá un efecto simbólico, bastante enérgico, de la imagen sangrante sin tener ningún daño de consideración del candidato, con una audiencia aclamante, la bandera norteamericana de fondo y el personaje exclamando con el puño en alto: Fight!, Fight! (¡A luchar!), justo en la antesala de las primarias del Partido Republicano para designar candidato presidencial.
El tema del intento por reestablecer un sistema proteccionista económico norteamericano, la insistencia en programas severos de antinmigración, el fortalecimiento de su moneda a expensas de las pérdidas de valor de otras (el peso incluido), la separación respecto del bloque europeo al querer desestabilizar la presencia económica norteamericana de la OTAN y, una mirada de cerrazón respecto del TMEC, auguran momentos complicados para la proyección internacional de nuestro país.
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