Este temporal ha sido generoso. Según el Instituto de Limnología de la Universidad de Guadalajara, nueve de las 21 presas de la Cuenca Lerma-Chapala están en su máximo nivel y otras están muy próximas a lograrlo.
Chapala, que no es una presa, pero es la fuente mayoritaria de abastecimiento para la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y para el riego agrícola, acumula, hasta ahora, 50.3 por ciento de su capacidad.
Conviene recordar que el año pasado 21 municipios de Jalisco presentaban la peor sequía en más de dos décadas, entre ellos, Tlajomulco, Chapala, Tomatlán, Tequila y Tapalpa. Una situación fraguada años atrás, pues en 2021 el nivel de agua de la Presa Calderón, por ejemplo, segunda fuente de agua para Guadalajara, fue de 16 por ciento, comprometiendo el abastecimiento para la ciudad tapatía. Ahora esta presa ha llegado a 23 por ciento de su capacidad, un nivel aún muy bajo. Esto significa que las posibilidades de tener o no agua siguen siendo una moneda al aire.
Este temporal abundante nos ha dado un respiro que permitió recuperar niveles en los embalses y nos refrescó tras el asfixiante calor que vivimos en meses pasados. Es posible que con las lluvias se nos haya olvidado que padecimos una severa escasez de agua.
Es posible también que hace unos meses, influidos por la sensible falta de agua que vivió la Ciudad de México o la de Monterrey, cuando sus presas agotaron los niveles de aseguramiento del líquido a sus habitantes, los tapatíos volteáramos a ver con temor y hasta lástima los niveles precarios de Chapala y de las presas, debido al consumo humano.
De acuerdo con los estudios de percepciones, las de corto plazo, como las que se tienen del frío o el calor (en un momento del día) o de la comodidad al gozar de agua, son poderosas para tomar decisiones en lo inmediato.
Bajo este punto de vista, la percepción general en nuestro estado es que se ha captado mucha más agua que el año pasado y por lo tanto los habitantes, citadinos o rurales, podrían decidir continuar derrochando agua o peor aún, aumentar su nivel de consumo de manera ilimitada.
Es evidente que hacen falta políticas públicas, programas de educación ambiental y campañas sobre el cuidado del uso del agua en Jalisco. Es necesario vigilar que la ciudad no se expanda en zonas como el bosque La Primavera y reforestarla, además de establecer medidas para reducir los ostentosos niveles de consumo de agua que en la ZMG llega a los 250 litros por habitante cada día.
Las medidas que hay que fortalecer ayudarían no solo a prevenir la escasez, sino a mantener la salud de los cuerpos de agua, la salud de los habitantes humanos y no humanos del territorio y a que no se vean comprometidas hacia el año próximo o los venideros.
Lo peor que podríamos hacer ciudadanos y autoridades es ser optimistas y dar por concluida la preocupación por el abastecimiento de agua en la ZMG, por la actual dotación que nos ha traído la caprichosa naturaleza.
[email protected]
jl/I
|