Mientras los ciudadanos padecen la mala recolección de la basura de parte de Caabsa Eagle y soportan los malos olores por la falta de información sobre su retraso, las autoridades municipales que tienen concesionado el servicio se mantienen calladas y sin actuar.
Los ayuntamientos de Tonalá, Guadalajara, El Salto y Tlajomulco llevan casi dos años discutiendo cómo pueden mejorar este sistema de recolección y crear uno propio para no depender de otros, y siguen atorados y en la indefinición.
Los pronunciamientos firmes que se hacían hace tiempo ahora son más endebles y perdieron fuerza por el cambio de titulares; sólo los que siguen en cargos públicos hablan con determinación sobre lo que debe hacerse porque los nuevos alcaldes eluden comprometerse.
Los únicos que se mantienen firmes en no refrendar la concesión a Caabsa Eagle son Pablo Lemus, ahora como gobernador electo y alcalde de Guadalajara con licencia, y Sergio Chávez como alcalde de Tonalá y reelecto para el mismo cargo; y sólo este último tiene facultades para decidir.
La alcaldesa electa de Guadalajara, Verónica Delgadillo, ha sido muy ambigua en dar a conocer su postura en este tema, aun cuando será la primera en decidir si en diciembre renueva o cancela esta concesión.
Pese a tener el respaldo del Ejecutivo porque son del mismo partido, se muestra reticente en fijar postura, y ahora está en una posición difícil porque el gobernador electo hizo el llamado público a evitar refrendar esos contratos con la empresa recolectora privada, y se vería muy mal que hiciera lo contrario.
Sin embargo, su silencio hace sospechar y dudar que quisiera hacer lo contrario, pero no sabe cómo decirlo.
Es un hecho que el servicio es deficiente, tanto que siguen las quejas de los usuarios por el mal servicio en lo público y en lo privado, sin que los gobiernos salientes hubieran implementado cambios para mejorar el servicio.
El alcalde de Tonalá es el único que habla directo y firme, señalando que no habrá renovación del contrato privado, y que está listo para dar el servicio solo si no hay apoyo del resto en crear el organismo estatal.
Si esto ocurre se pondría en evidencia que lo que mueve a los otros es el negocio económico en vez de la mejora del servicio para sus habitantes.
Pese a lo mucho que se ha discutido este tema, la moneda sigue en el aire porque los nuevos gobernantes se mantienen cautos, quizás hasta temerosos por las consecuencias y quieren seguir alargando la discusión hasta que tomen las riendas.
Toda esa incertidumbre sólo afecta al ciudadano con un servicio a medias y sin poder corregirse, y con dudas que esto suceda con el cambio de gobierno.
En el caso de Guadalajara, Delgadillo vivirá a los pocos meses su primera prueba de fuego sobre cómo enfrentar los problemas que atañen a la gente, y si en realidad busca resolverlo o solamente pone pretextos para sacudirse el conflicto.
El tiempo revelará las verdaderas intenciones de todos, con este tema de basura pendiente hasta nuevo aviso.
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