El 5 de abril de 2025 vence el contrato de concesión del servicio de basura que el Ayuntamiento de Tonalá tiene con la empresa Caabsa Eagle. El presidente municipal Sergio Chávez Dávalos, quien repetirá en el cargo por un nuevo periodo de tres años, reiteró la semana pasada que no será renovado y que además no se quedarán con los trabajadores sindicalizados de la empresa, además de señalar que su municipio está listo para hacerse cargo directamente de esta tarea.
También la semana pasada el presidente municipal con licencia de Guadalajara, Pablo Lemus Navarro, expresó nuevamente su rechazo a la renovación del contrato de concesión con Caabsa, que en este caso vence en diciembre próximo. Esta empresa llegó al municipio en 1994 y a pesar de sus permanentes fallas, ha logrado quedarse durante tres décadas.
Una de las voces más críticas hacia el mal servicio de Caabsa ha sido el presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, Salvador Zamora Zamora. El contrato de este municipio vence el próximo año. En el momento de mayor crisis, en junio de 2022, el también diputado local electo manejó un camión compactador hasta las oficinas de la empresa, en la colonia Arcos Vallarta de Guadalajara, para dejar varios kilos de basura a la puerta.
La inconformidad con el servicio que presta Caabsa Eagle ha sido el denominador común. Desde hace un par de años, los alcaldes comenzaron a prepararse para dejar a un lado la concesión y encontrar una manera diferente de manejar la basura.
Hasta ahora, el planteamiento que se ha hecho es el de crear una agencia intermunicipal en el Área Metropolitana de Guadalajara, que se encargue de manera integral del manejo de los desechos. Lo que han denominado el Siapa de la basura –esperemos que el nombre no sea un mal augurio–, implicaría una coordinación para encontrar una salida no solo al servicio de recolección, sino también de disposición final.
Pero el tema es más complejo que el enojo por el mal servicio e indiferencia de Caabsa ante la molestia de los alcaldes. Lo primero que tendrá que definirse es la forma en que se va extinguiendo jurídicamente la relación. Los contratos de concesión de servicios públicos siempre tienen esas cláusulas que le dan todas las ventajas a los particulares y dejan sin margen de movimiento a las autoridades.
Ya en una ocasión el Ayuntamiento de Guadalajara intentó deshacerse de Caabsa. El gobierno era encabezado por el ahora gobernador Enrique Alfaro Ramírez y se solicitaron auditorías.
Entre las anomalías más importantes que se encontraron estaba el cobro doble de basura depositada en papeleras, el depósito de basura recolectada en negocios y por la cual la empresa cobraba para después sumarla al tonelaje que cobraba al municipio y, en el colmo de las irregularidades, que la basura en ocasiones era mojada antes de llegar al tiradero, para aumentar su peso.
Esas prácticas favorecían a la empresa porque los contratos de concesión siempre se han basado en la cantidad de basura que Caabsa lleva al basurero; es decir, entre más basura, más dinero. Ante esto, la empresa nunca emprendió acciones para separar la basura y reducir los depósitos finales. Serían mermas a sus ganancias.
Lejos de una sanción, lo que Caabsa obtuvo ante las irregularidades detectadas fue un nuevo contrato, negociado directamente por el ahora diputado federal y ex jefe de Gabinete estatal, Hugo Luna.
Que la empresa no presta un buen servicio todos lo sabemos. La duda es si están listos los ayuntamientos para hacerla a un lado.
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