En un evento para conmemorar los 10 años del primer encuentro de los Movimientos Populares, en el Vaticano el papa Francisco reivindicó la justicia social, y a los ahí reunidos les pidió que siguieran luchando en paz, por “tierra, techo y trabajo”, que definió como derechos sagrados.
Al intervenir en el evento que tuvo lugar en el Auditorio del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, el papa dejó de lado su discurso y se refirió a la protesta ante el Congreso en la que una niña de 10 años fue rociada con gas pimienta por las fuerzas federales, en medio del protocolo antidisturbios.
Y señaló: “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad”.
Reflexionó que “el silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social abre paso a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física y la violencia física a la guerra de todos contra todos”.
Se mostró preocupado por cómo avanza “una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud”.
“Les digo: no es una virtud, es un vicio. Acumular no es virtuoso, distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, Jesús multiplicaba y sus discípulos distribuían”, sentenció. “La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza y un camino a la perdición. Esa conducta irresponsable, inmoral e irracional está destruyendo la creación y dividiendo a los pueblos. No dejemos de denunciarla”.
Francisco les reiteró: “Esto no es comunismo, es Evangelio puro”. “No es el papa, es Jesús” (…). Reconozco, claro, que los empresarios crean puestos de trabajo y contribuyen a la prosperidad económica. Es justo decirlo. Lo he dicho en Singapur, viendo el magnífico bosque de rascacielos que lo atestiguan”.
Y profundizó: “Los frutos de la prosperidad económica no se reparten bien. Esta es una realidad evidente. Si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación”.
Y fue más allá: “Lamentablemente, muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente”. Agregó: “El diablo entra por el bolsillo, no se olviden”.
El papa pidió a los movimientos populares de varias partes del mundo ahí reunidos a ser creativos y a no dejar de soñar por un mundo donde haya equidad y justicia social.
[email protected]
jl/I
|