Izquierda, progresismo y �woke�

2024-10-03 06:00:00

Diversificar estructuras de poder sin preguntarse para qué se usa el poder puede conducir a sistemas de opresión más fuertes

Susan Neiman

 

Susan Neiman (Atlanta, 1955) es una filósofa estadounidense, autora y directora del Foro Einstein de Potsdam, Alemania. Es conocida por su trabajo sobre ética, filosofía moral y la Ilustración. Neiman aborda temas como la razón, la moral y el papel de la filosofía en la sociedad contemporánea. Se publicó en México su más reciente libro, Izquierda woke (Debate, 2024), en el cual rastrea los orígenes del movimiento woke y sostiene que la izquierda ha entrado en conflicto con sus postulados y posiciones.

El concepto woke describe una conciencia social relevante que abarca temas de raza, género y justicia social. Surgió inicialmente en las comunidades afroamericanas para señalar la importancia de mantenerse alerta frente a las injusticias. Con el tiempo, este concepto ha evolucionado y, en ocasiones, se ha transformado en una etiqueta aplicada tanto a activistas progresistas (progres) como a movimientos que apoyan causas sociales específicas. La relación entre el woke y la izquierda política genera debates apasionados, en los que se cuestiona si ambos conceptos son sinónimos o si el pensamiento crítico de la izquierda entra en conflicto con el woke.

Neiman afirma que la izquierda se ha centrado históricamente en la transformación estructural de la sociedad y la reivindicación del ejercicio real de los derechos políticos, pero que en la actualidad ha desatendido las ideas filosóficas centrales: “un compromiso con el universalismo frente al tribalismo, una distinción clara entre justicia y poder y una creencia en la posibilidad de progreso… ha abandonado ideas fundamentales que cualquier persona de izquierda debería defender”.

Para la autora, el victimismo “debería servir para legitimar reivindicaciones de restitución”; sin embargo, según ella, “lo que hasta hace poco era un estigma se ha convertido en una manera de conseguir estatus” (un ejemplo es la Comisión Nacional de los Derechos Humanos). Advierte que “esencializar el victimismo no es un camino que la izquierda debe seguir”.

Esta victimización conduce al mismo tribalismo, lo que implica que la ruptura civil ocurre cuando se cree “que la diferencia humana fundamental es la que existe entre nuestro tipo y el de todos los demás”. Lo contrario al universalismo (que en su momento definió a la izquierda) es el “identitarismo”, que ha dado lugar a la “política identitaria”, obligando a considerar la identidad étnica y de género. Esto transforma en una política de grupos de interés, lo que reduce el universalismo, que antes caracterizaba a la izquierda.

La izquierda en el poder se desdibuja con tentación autocrática. Gobiernos de izquierda adoptan medidas autoritarias para mantenerse en el poder, como la concentración del poder en el Ejecutivo, la cooptación de instituciones democráticas o el uso de mecanismos represivos para silenciar la oposición, argumentando que estas medidas son necesarias para resistir las embestidas de la derecha. Esto pone en peligro la legitimidad de la izquierda y contradice sus principios fundamentales de justicia, igualdad y democracia.

X: @Ismaelortizbarb

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