En estos tiempos todavía los diputados locales han logrado mantener votaciones secretas si así les conviene y lo desean; sólo necesitan mayoría para hacerlo.
La despenalización del aborto volvió a abrir el debate público sobre el tema; en estos momentos son los grupos de derecha los que exigen conocer quiénes fueron los que votaron a favor porque por razones obvias quieren reclamarles su doble juego de pedirles el voto útil y no dar la cara cuando quieren conocer los que votaron en contra de sus intereses. Un justo reclamo desde su perspectiva.
Sin embargo, la discusión debería centrarse en que al inicio de la otra legislatura se modifique la parte de la Ley Orgánica del Poder Legislativo que permite este tipo de voto secreto para que no vuelva a ocurrir y para que no lo usen como escondite y sean congruentes.
Esa columna se ha pronunciado en diferentes ocasiones por que los legisladores sean transparentes en sus votaciones, y desde el inicio fijen sus posturas ante determinados temas y se evite que sean sujetos del vaivén de jaloneos políticos y dádivas económicas.
Sabemos de antemano que será difícil que ellos mismos se quiten este as que tienen bajo la manga, de poder en el momento en que quieran votar en secreto, y precisamente por esa facilidad la discusión debe enfocarse en hacer cambios en el artículo 184.
El numeral primero de este artículo establece que el voto por cédula se debe realizar cuando se designa la Mesa Directiva o a funcionarios, pero también permite que se haga cuando así lo determina esta misma ley o la acuerde la asamblea.
En esta amplitud de elección por mayorías es donde podrían ponerse candados para ser más estrictos en cuando celebrar este tipo de votaciones, todo con el fin de ayudar al legislador a que sea congruente entre el hacer y el decir.
Los grupos en contra de la despenalización del aborto quieren conocer los nombres de quienes les fallaron, incluso podría decirse para vengarse, y por eso el temor de los legisladores para hacerlo en votación por cédula y secreto, empero esto no es justificable.
No es posible que la única manera en que salgan temas como matrimonio igualitario y la despenalización del aborto sea por votación secreta cuando deberíamos tener la madurez política para asumir consecuencias y defender ideales y posturas, y también de convencer.
Se debe evitar jugar en el filo de la navaja en cuanto posturas en temas tan trascendentales y que afectan a la población; aquí es donde debe de haber definiciones claras y ser valientes.
Ahora la responsabilidad queda para los próximos legisladores para que puedan acotar esta libertad de votaciones secretas. Cada partido político, cada legislador debe asumir las consecuencias de sus votaciones y no ampararse al cobijo de votaciones por cédula para evitar reprimendas de quienes le dieron su voto; eso es infantil y cobarde.
¿Podremos confiar en la próxima legislatura?, ¿buscará marcar la diferencia en estos temas? O ¿seguirán usando el voto secreto para hacer de las suyas? Híjole, la tentación es mucha.
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