El 15 de junio de 2022 el entonces presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, Salvador Zamora Zamora, llevó un camión compactador hasta las oficinas de la empresa Caabsa Eagle en Guadalajara y descargó la basura. En el vehículo, una enorme pancarta señalaba “Ya basta. Tlajomulco no es basurero”.
En la entrevista que dio a los medios de comunicación, Salvador Zamora señaló que había terminado la tolerancia del municipio hacia la empresa que había incumplido en “recoger, trasladar y depositar la basura”. Agregó que por ello decidió “traerle la basura que no recoge en las colonias de Tlajomulco, para que vean lo que sienten los ciudadanos todos los días”.
Salvador Zamora decidió actuar ante la crisis que vivía el municipio, como ha ocurrido con el resto de los ayuntamientos que concesionaron el servicio de basura a la empresa Caabsa.
¿Por qué es importante recordar ese momento? Porque la semana pasada el actual alcalde de Tlajomulco de Zúñiga, Gerardo Quirino Velázquez, dijo que entre sus planes no está poner fin a la concesión con Caabsa Eagle, porque para él “la recolección de basura nunca ha sido un foco rojo”.
También dijo que él prefiere aplicar la máxima de que “más vale un buen arreglo que un mal pleito”, por lo que prefería “apretar por la buena” a la empresa, cuyo contrato vence en 2026.
Como respuesta, la presidenta municipal de Guadalajara, Verónica Delgadillo, señaló que ella mantiene la postura de no renovar la concesión con la empresa, tal y como lo aprobó el pleno del ayuntamiento tapatío el 26 de septiembre pasado. Los ediles, al cierre de la anterior administración determinaron que ante los incumplimientos permanentes de la empresa no sería renovado el contrato.
En el mismo sentido se pronunció el alcalde de Tonalá, Sergio Chávez, quien reiteró que su municipio está listo para prestar el servicio directamente.
En este contexto, la postura del alcalde de Tlajomulco de Zúñiga es preocupante, porque explica las condiciones que en el pasado encontró Caabsa para mantener la concesión en los municipios, a pesar de las quejas por el mal servicio.
Ya en los últimos meses se ha recordado la crisis anterior, cuando el alcalde de Guadalajara era el actual gobernador Enrique Alfaro Ramírez y se hizo una auditoría para no renovar el contrato. No sucedió. El gobierno tapatío perdonó las fallas y la corrupción a la empresa y renovó el contrato.
Además, también en los últimos meses se ha analizado lo suficiente la importancia de que los municipios encuentren una solución metropolitana al manejo de la basura, porque no se trata únicamente de la recolección, sino sobre todo del destino final y de la reducción de la basura que se lleva a los vertederos.
Para el municipio de Tlajomulco ni siquiera es una alerta, porque lo ha pasado por alto, que la empresa Caabsa utilice prácticamente como basurero temporal la estación de transferencia de La Cajilota. Vecinos de la zona han denunciado en distintas ocasiones que la basura se queda en el sitio por varias semanas.
La basura ha sido un negocio millonario para la empresa Caabsa, porque entre más basura se genera, más recursos públicos recibe. Sin embargo, es urgente que los municipios empiecen a revisar el tema desde el punto de vista de protección al medio ambiente.
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