Los diputados locales de la 63.ª Legislatura, que dejan el cargo hoy, no quisieron reducir la nómina obesa en el Congreso local y la dejarán casi igual.
Durante todo 2024 hicieron oídos sordos al recordatorio de su promesa de reducir el total de plazas en el Poder Legislativo, y simplemente dejaron que el tiempo pasara, olvidaron el tema y se irán sin hacer mea culpa.
Este martes hicieron el cierre de la legislatura y este tema de reingeniería administrativa y disminución de plazas no lo tocaron, lo ocultaron y sólo hablaron de logros, faltándoles la autocrítica.
Ellos solos fueron los que se pusieron la soga al cuello al prometer poner orden al abuso de plazas y el desorden en el pago por el mismo trabajo y reconocieron la nómina abultada, y nada hicieron por cambiar la situación.
El gasto de 800 mil pesos pagados al Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) para que realizara un estudio de diagnóstico sobre la nómina fue improductivo porque no ocurrió nada, aun cuando se documentó lo que era un secreto a voces.
Este estudio hizo evidente lo que todos sabían y supuestamente sería el arma para poder poner el orden, pero todos, todos los legisladores, sobre todo los coordinadores, fracasaron en su promesa, y lo peor es que ya lo sabían.
Se hicieron apuestas sabiendo de antemano que sin voluntad política nada pasaría, y eso fue lo que sucedió.
La Legislatura 63 pasará a la historia como mentirosa porque hizo una promesa a sus trabajadores y a la sociedad, y no cumplió, hubo dolo y desinterés desde que aprobaron el estudio.
Los diputados locales de todos los colores partidistas fueron incapaces en simular, aplicar y decidir sobre cómo reducir la nómina cuando el diagnóstico mencionaba que, de mil 69 empleados, 649 eran innecesarios.
Los legisladores salientes ni siquiera dieron una explicación sobre el porqué no cumplieron y mucho menos dejaron los pasos a seguir.
La próxima legislatura, que arranca el viernes, recibirá la nómina obesa y heredará el compromiso de hacer algo, aunque la interrogante será si lo hará o seguirá con la tendencia al alza.
Ningún diputado o fracción parlamentaria quiso sacrificar personal porque, siendo sinceros, la nómina de los empleados de base y de supernumerarios es casi igual; pareciera ser una estructura encima de la otra, y en algunos casos repitiendo labores.
¿Será valiente la 64.ª Legislatura en retomar el tema y poner un orden?, ¿la nueva composición del Congreso local permitirá que haya un cambio en este tema?, ¿los partidos políticos lo harán?
Me gustaría decir que sí, que confiemos que esto suceda con los próximos, pero mi desesperanza es más para poder afirmar desde hoy que la realidad será el olvido y el mutismo.
¿Y por qué? Porque pierden puestos, poder y posiciones, porque tendrían que renunciar a tener esos espacios y eso es impensable; me gustaría comerme mis palabras, pero aquí no hay conciencia.
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