Uno de los discursos de la moribunda administración estatal es que había que defender a Jalisco. Solo que una defensa prioritaria la va perdiendo. Las batallas que está emprendiendo contra legiones de mosquitos Aedes aegypti, vía nebulizaciones o descacharrizaciones, no logran contenerlos. Son bravos los pin… insectos. Tan es así que ya suman 13 mil 145 casos de dengue acumulados hasta la semana epidemiológica 43. Se trata de un nuevo récord de personas enfermas, que se debaten adoloridas, revolcándose en sus camas, en casas u hospitales.
Si en 2019 Jalisco registró 11 mil 787 enfermos, la cifra quedó superada. El repunte es, digámoslo con claridad, preocupante. Ahora las autoridades sanitarias imploran que los casos empiecen a disminuir dentro de dos semanas. Que la entidad se mantenga en el primer lugar de incidencia nacional, que ocupe el sexto por mayor número de casos por cada 100 mil habitantes y que una de cada 10 camas de hospitales tenga a un enfermo de dengue, dice mucho. A cuidarnos.
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La consejera presidenta del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Paula Ramírez, puntualizó anoche que el organismo electoral “cumplió su función principal: organizar la transmisión legal y pacífica de los poderes públicos en Jalisco”. Desde el 9 de junio, “los resultados de los comicios ofrecidos por esta autoridad fueron legales, legítimos, plurales, incluyentes y democráticos”, subrayó al intervenir en sesión del consejo general del instituto, que aprobó declarar concluido el proceso electoral local concurrente 2023-2024.
Luego de aguantar durante el proceso embates políticos, sobre todo de Morena, y encabezar en coordinación con el INE la organización de elecciones intensamente competidas, Ramírez señaló que tras más de 214 medios de impugnación “que cursaron la rigurosa prueba de legalidad de los tribunales especializados, fueron confirmadas por todas las autoridades jurisdiccionales del país, y sus resultados son hoy firmes y definitivos. Pasó la prueba, y bien, el organismo electoral, pues.
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Podemos notar hasta dónde la 63.ª Legislatura del Congreso del Estado, que ya concluyó, puso ¿gran enjundia?, ¿tremendo esfuerzo?, o realizó un ¿súper trabajo?, si revisamos que en los tres años que calentaron curules los diputados salientes, en la mitad de las 20 comisiones se aprobaron apenas, apenas, apenas, diez iniciativas de ley… o menos. Seguramente dejaron el cargo muuuuyyyyy cansados. Eyyyy.
Como advierte Alberto Bayardo, coordinador del Observatorio Legislativo del ITESO, el bajo número de iniciativas de ley puede deberse a que estuvieron mal planteadas o a que las presentó un legislador de un grupo parlamentario minoritario. Lo que sí es que el rendimiento legislativo en diversas comisiones dejó mucho que desear. No desquitaron los sueldazos que cobraron, ¿así o más claro?
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Hoy, a las 10 de la mañana, se realizará la sesión solemne de instalación de la nueva Legislatura, la 64.ª. Habrá entacuchados, abrazos con sobada de espalda, besitos rojos al aire, sonrisas al por mayor y hartas selfis presumibles en redes sociales. Escucharemos muchas promesas y discursos, pero la historia demuestra que, en lo peor, cada legislatura supera a la anterior.
Si alguien quiere darle un voto de confianza a los nuevos diputados locales (algunos no tanto, pues repiten), sugerimos que antes lo medite horas y horas…
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