Las elecciones en Estados Unidos son en martes y en noviembre, porque así lo estableció el Congreso de Estados Unidos en 1845, debido a que en el siglo 19 la mayor parte de la población estadounidense era rural y agrícola. En noviembre habrían acabado las cosechas, pero las heladas todavía no impedían viajar a las capitales de los estados, donde se establecían los centros de votación.
Con tradición fuertemente religiosa, el domingo, Día del Señor y de descanso, no podría emplearse, y como requerían trasladarse a centros de votación luego del domingo, establecieron el día martes.
En comparación con los votantes católicos, los evangélicos blancos votarán mayoritariamente por Trump, y los protestantes son desproporcionadamente demócratas y votarán por Kamala. Los católicos afroamericanos e hispanos de los estados indecisos favorecen claramente a Harris.
Se observa que los católicos tienen una propuesta lo suficientemente amplia como para dar cabida a personas de ideologías políticas muy diferentes, algo que evoca el dicho clásico estadounidense de que “no hay voto católico y, sin embargo, el voto católico decidirá las elecciones”.
La encuesta realizada en septiembre por el Pew Research Center señalaba que una ligera mayoría de católicos norteamericanos votará por Donald Trump (52 por ciento), al igual que los grupos religiosos que tradicionalmente se han inclinado por el Partido Republicano. Mientras tanto, los grupos religiosos que tradicionalmente han favorecido a los demócratas apoyarán mayoritariamente a Kamala Harris, con el 47 por ciento.
National Catholic Report NCR señala que el voto católico está indeciso casi a partes iguales, lo que indica que muchos católicos parecen más preocupados “por proteger el modo de vida de Estados Unidos” que por la defensa de la doctrina social de la Iglesia.
Se observa que más de tres cuartas partes de los votantes católicos destacan la importancia de la honestidad, la dignidad humana y el bien común. Pero, por otro lado, para dos tercios de los votantes católicos es una preocupación importante la protección del estilo de vida de los Estados Unidos.
El respeto a la vida y la justicia se sitúan en un 58 y 59 por ciento, respectivamente, y solo la mitad está preocupada por lo que hagan los políticos contra la pobreza. La mitad de los católicos declararon rezar a diario, aunque no todos vayan a misa.
También sólo 13 por ciento afirmó que su párroco “influyó mucho” en su proceso de discernimiento, y otra cuarta parte contestó que “influyeron algo”. Sólo uno de cada 10 votantes católicos dijo que sus opiniones políticas estarían “muy” influenciadas por su obispo y dos de cada 10 dijeron que el obispo era “algo influyente”. La influencia del papa Francisco ha sido también importante. Si solo votaran los católicos, habría empate técnico.
En estas elecciones de Estados Unidos hay 6 personas compitiendo. La atención se centra en Kamala Harris, de 60 años, y Donald Trump, del Partido Republicano, ex presidente, de 78 años. También participan Cornel West, maestro y activista, de 72 años; Jill Stein, médica y activista, de 74 años; Chase Oliver, activista político de izquierda, de 39 años, y Claudia de la Cruz, del Partido Socialista y Liberación, activista, de 44 años.
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