Informes de gobierno, a medias

2024-11-26 06:00:00

Los informes que presentan los gobernantes son un conjunto de discursos políticos que resaltan, únicamente, lo que a su juicio realizaron bien en beneficio del municipio, la entidad o el país, la legislatura o el Poder Judicial. Son visiones incompletas, en ocasiones escuetas y parciales de la compleja realidad, que ignoran o minimizan lo que faltó y no se hizo, lo que se quedó a medias y las razones que están detrás; que matizan, evitan o capotean asuntos públicos que han sido polémicos o criticables, a veces descalificando los señalamientos y a los señaladores; con mensajes directos o indirectos a otros actores políticos; que ocultan los poderosos vínculos y sólidas redes de poder que se benefician, de diversas maneras, no siempre legales, con lo que llaman “acciones de gobierno”, logros o avances. En sí, los informes de gobierno son rendiciones de cuentas a medias. Analizarlos demanda espíritu crítico, una metodología a construir y conocimiento de los temas a revisar.

La difusión de los informes puede ser un atiborramiento de mensajes con fotografías, gráficos, videos o audios, sin mesura con aquello que los gobernantes consideran son sus grandes y magnificentes logros. Lo hacen con inversiones millonarias a través de diferentes vías, como las redes sociales o medios informativos afines. Sus informes son como fiestas de la burocracia que presume lo realizado, con elocuencia y satisfacción de su paso por los cargos. Son festejos del ego político. De quienes, no faltan ejemplos, se presentan como los salvadores en turno de los desastres que dejaron sus antecesores en el cargo.

Una forma sencilla a la que recurren los gobernantes para enfocar la información a su favor es qué destacan; a qué le dan relevancia. Un ejemplo es cómo se abordan las desapariciones en Jalisco. La administración de Enrique Alfaro puso énfasis en que tantas o cuantas personas fueron localizadas y cómo eso demuestra que la administración o la dependencia responsable hacían bien su trabajo. Otra posibilidad era darle más relevancia a los no han sido localizados. Mencionarlos es visibilizarlos, reconocer y valorar su importancia; precisar con auto crítica los retos para resolver las desapariciones; reorientar con académicos y colectivos de madres buscadoras estrategias para encontrar soluciones, entre otras medidas. Pero no fue así en su sexenio.

Los números que se manejan en las desapariciones tampoco son neutrales, porque detrás están seres humanos; unos, localizados, con casos total o en parte resueltos; otros, que continúan desaparecidos, con cargas de dolor también sociales. Las continuas desapariciones y el horror de hallar en barrancos (como el recién descubierto en Tempisque, Zapopan) o en fosas clandestinas, a personas privadas ilegalmente de su libertad, con alto grado de impunidad para los causantes, conduce por temor a la atonía social. Es decir, que el miedo colectivo hace que pierda vigor o fuerza la capacidad de rebeldía y movilización social para exigir cambios radicales en las políticas de atención a situaciones como las desapariciones, y otros temas, como los ambientales, que afectan a las mayorías de Jalisco y el país.

De ahí la responsabilidad de presentar informes pensando no en el interés de quienes gobiernan, sino en el interés de los gobernados.

X: @SergioRenedDios

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