La bella y tranquila Guadalajara se ha convertido en una ciudad caótica y no sólo porque es temporada navideña, sino porque el tránsito está desquiciado desde hace mucho tiempo; lo que ya es recurrente es el tráfico permanente, desapareciendo las horas pico.
Ya conocemos que la avenida López Mateos suele ser intransitable la mayor parte del tiempo, sobre todo hacia el sur, pero lo mismo ocurre en las calles aledañas a los centros históricos de cualquier municipio del Área Metropolitana de Guadalajara.
Esta situación caótica va sumando nuevas vialidades y zonas difíciles en su tránsito, y lo más preocupante es que hasta el momento no se ha anunciado una solución que ayude a evitar el estrés que causan estas condiciones.
Y como la esperanza muere al último, estamos ante una oportunidad de oro de que con los nuevos gobiernos municipales y el viernes que cambia el estatal puedan unir esfuerzos y crear una solución eficaz.
En el pasado se intentó dar solución al tráfico diario de López Mateos Sur al implementar rutas de camiones directas, pero fue insuficiente porque no hay vías alternas.
Ahora surge una nueva zona de peligro constante y muy caótica: se trata de la glorieta Minerva, que a todas horas tiene tráfico desquiciante, al grado de que las rutas de camiones evitan rodearla y toman otras vialidades, aunque se desvíen del camino, con tal de no quedarse atorados en los ríos de automóviles. Lo malo es que esa nueva ruta la hacen sin avisar a sus pasajeros, quienes se quedan esperando a que pase el camión.
Aquí la semaforización tampoco ayuda, porque suelen quedarse atorados impidiendo el paso en el sentido opuesto, y generando el estrés entre los automovilistas que se quedan varios minutos sin poder avanzar.
Los agentes viales ni se paran; sólo se les ve en los operativos del Torito o de futbol, lo que ha provocado el interés de los ayuntamientos de crear su propia estructura debido al desinterés de la administración estatal de sacarlos a la calle para agilizar el paso de los vehículos.
Nuestra ciudad es caótica y hasta el momento nadie ha planteado soluciones integrales donde participen los diferentes niveles de gobierno, la sociedad civil organizada y los ciudadanos, donde se especifique lo que debe hacer cada uno para ayudar a que haya orden.
Hacen falta campañas de cultura vial para recordar lo básico y obligar a los conductores y peatones a respetar lo que dice la ley y que cada quien ponga de su parte. Falta capacitación en las escuelas y en los nuevos conductores para enseñar lo que sí y no deben hacer.
Es un reto no sólo de esta ciudad, sino de todas las del mundo, pero esperemos que nuestros nuevos gobiernos sean capaces de cambiar la ciudad caótica por la de una ciudad transitable y ordenada.
Éste es un problema más que se suma a la larga lista de dificultades que viven las urbes, pero ésta es una que abonaría a la calidad de vida de las familias y de las personas, y a la salud emocional evitando corajes con cada alto o cada traslado.
Si todos ponemos nuestra parte guiados por un plan detallado por parte de los gobiernos, seguramente transitaremos a ser una ciudad ordenada y más cool.
[email protected]
jl/I
|