Todavía tengo muy presente la invitación que Sergio René de Dios me hizo en 2015 para ocupar un espacio de opinión en el naciente El Diario NTR Guadalajara, a quien le agradezco muy sinceramente la oportunidad que me dio, y la paciencia que él y su equipo me han tenido, además del apoyo editorial que me han brindado.
Justo por aquella época yo estaba buscando un espacio de ese tipo, que me permitiera expandir el espacio de mi docencia más allá de las aulas, y compartir mis reflexiones en torno a los asuntos públicos. Así nació mi columna semanal Peras y Manzanas.
Desde un inicio me propuse contribuir al debate de los asuntos públicos, desde la perspectiva de los derechos humanos, tratando de profundizar en los temas, todo lo que podía en un espacio como este.
Debo confesar que hubo ocasiones en las que releí mi columna ya publicada, y me di cuenta de que hubiera preferido redactarla de otra manera, para que mis argumentos fueran más claros, así que aprovecho para disculparme por la confusión que haya podido provocar entre quienes dieron lectura a mis columnas.
A estas alturas usted se estará preguntando por qué el tono de revisión, y quiero comentarle que con esta columna cierro mi ciclo como colaborador de NTR debido a que he aceptado la invitación que el gobernador Pablo Lemus tuvo a bien hacerme para encargarme de la Subsecretaría de Derechos Humanos en la Secretaría General del gobierno de Jalisco.
La verdad es que la invitación fue una gran sorpresa para mí, y la agradezco mucho. Decidí aceptarla, porque es tanto lo que queda por hacer en el tema de los derechos humanos, que quiero seguir aportando lo que pueda, para el beneficio de la población de Jalisco. Son muchas las situaciones de sufrimiento inútil, injusto e innecesario que se viven día a día, y como subsecretario tendré la posibilidad de multiplicar lo que hago para cambiarlas, en colaboración con diversas organizaciones y personas.
Quiero aprovechar este espacio para agradecer a todas las personas que me han manifestado su respaldo, muy en particular a mis colegas del ITESO, en donde he laborado estos últimos 25 años, de quienes tanto aprendí, al igual que aprendí de y junto con mis estudiantes.
También quiero agradecer el apoyo tanto de personas académicas de otras universidades, de integrantes de la sociedad civil y la iniciativa privada, con quienes he colaborado en muchas ocasiones en la búsqueda del bien común.
No es fácil dar un paso como este, para mí lo más sencillo hubiera sido continuar en donde y como estaba, pero la injusta realidad me mueve a hacer algo, y eso también lo entendió mi familia, que también me apoya, pese a los cambios que este encargo traerá a nuestra dinámica.
Finalmente, a usted que me hizo el favor de dedicar unos minutos a dar lectura a mis columnas, no me queda más que agradecerle haberme dado la oportunidad de expresarle mis ideas. Sigo a su disposición en otro espacio.
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