Los astrónomos y aspirantes a astrónomos pasaron períodos de tiempo variables en el observatorio de Samarcanda (estudiando, enseñando y realizando investigaciones), emigrando finalmente a varios destinos en todo el Islam, difundiendo el conocimiento astronómico que era discernible hasta mediados del siglo XVI y tan lejos como Europa Occidental
David C. Lindberg en ‘The Beginnings of Western Science. The European Scientific Tradition in Phulosophical, Religious, and Institutional Context, Prehistory to A.D. 1450’, The University of Chicago Press 2007, p. 181
Sobre el hijo de quien fuera halconero de Ulugh Beg, Abu al-Qasim Ala al-Din Ali ibn Muhammad Qushci-zade (1403-1474), conocido popularmente como Ali al-Qushji (el halconero), ya se ha escrito en esta columna (ver NTR, El Pegaso de Sigüenza, 15 de diciembre de 2019). Ahora cuando le recordamos en el aniversario de su fallecimiento acaecido el 16 de diciembre de 1474 podemos comentar cómo se realizaba la astronomía en su tiempo y el apoyo de los gobernantes para tales tareas.
Uno de ellos fue el nieto del conquistador Tamerlán, justamente Ulugh Beg (ver NTR, El Pegaso de Sigüenza, 27 de octubre de 2019), a quien también se le conoce como “el sultán de las estrellas” debido a que propició el establecimiento del observatorio astronómico de Samarcanda alrededor del año 1420, y a decir del doctor Lindberg, junto con el más antiguo observatorio de Maraghem, en el actual Irán, “estos dos observatorios desarrollaron tradiciones de investigación similares a las de un instituto de investigación del siglo veintiuno” (Op. Cit.).
En el de Samarcanda, donde trabajó Ali al-Qushji, había una biblioteca de más de 40 mil volúmenes, además de un domo con una apertura para observaciones y un monumental sextante subterráneo con el cual se pueden determinar con una buena precisión las altitudes de los objetos celestes que cruzaran dicho meridiano. El observatorio fue destruido por fanáticos en 1449; gracias a excavaciones arqueológicas realizadas en 1907-08 es redescubierto.
Qushji tiene como una de sus primeras comisiones en dicho observatorio completar el manual astronómico iniciado por Qadizade, conocido como Zij; una de sus mayores contribuciones en el campo astronómico es el tratado cuyo título podemos traducir como “Sobre la supuesta dependencia de la astronomía respecto de la filosofía”, donde se aleja de las influencias aristotélicas y ello le permite transformar a la astronomía en una ciencia puramente empírica y matemática al abandonar la noción aristotélica del movimiento circular uniforme de los cuerpos celestes.
Encuentra además evidencia observacional de la rotación de la Tierra al estudiar los cometas y con ello cuestiona la idea de que sea estática; tales ideas consignadas en escritos difundidos hasta Europa fueron el germen de la revolución en el entendimiento del movimiento de los planetas en torno al Sol concretada por Copérnico en su libro De revolutionibvs orbivm cælestium Libri VI, publicado en 1543.
X: @durrutydealba
jl/I
|