Una de las promesas de campaña de Donald Trump fue las deportaciones masivas; como presidente de Estados Unidos declaró zona de emergencia la frontera con México. Solo del 20 al 27 de enero se deportaron a 4 mil 438 personas mexicanas, sin que hasta el momento exista un desglose público de cuantas mujeres y niñas forman parte de esta cifra.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres migrantes constituyen aproximadamente 20 por ciento de la población migrante en tránsito irregular por México, es decir, alrededor de 30 mil al año, diariamente llegan hasta 11 mil personas a la frontera de México con Estados Unidos; de enero a agosto de 2023 creció 62 por ciento la migración de la niñez por territorio mexicano.
De acuerdo con la ONU, la frontera de México con Estados Unidos es la ruta migratoria más peligrosa del mundo: casi 700 personas murieron o desaparecieron en 2022 intentando cruzarla.
Ante estas circunstancias, las mujeres y niñas migrantes son los grupos más vulnerables, enfrentando una serie de desafíos únicos, como la violencia y discriminación, esto como resultado de factores relacionados con los estereotipos de género, las actitudes discriminatorias, el estatus migratorio precario, la falta de conocimiento de los derechos y de recursos económicos que incrementan la lasitud de las mujeres y de las niñas.
La decisión de migrar de una mujer está anclada a los retos que implica haber nacido mujer, tales como las tareas cuidadas, desempleo, abandono conyugal, desnutrición, falta de oportunidades, así como mayor probabilidad de ser víctima de ciertos tipos de delitos. Migrar no siempre es una opción, muchas veces en estas mujeres y niñas es la única alternativa; México no es un destino buscado, sino el lugar al que el camino las trajo.
Las mujeres y niñas migrantes experimentan cuatro tipos de violencia asociadas a su género: la violencia en la ruta migratoria, violencia transnacional, violencia xenófoba y violencia institucional. A lo largo de la ruta migratoria, las mujeres y niñas migrantes son víctimas de robos, abusos, violencia sexual, secuestros, extorsiones y trata de personas. Y aunque hay un contexto de discriminación y violencia generalizada contra personas migrantes en México, las mujeres migrantes son víctimas de tipos de violencia especifica como la de género, sexual y simbólica.
Ante la ausencia de una política migratoria que apunte a la mejora de las condiciones de vida de las personas migrantes, en particular la inexistencia de programas migratorios con perspectiva de género y de derechos humanos que visibilicen la problemática de las mujeres y niñas migrantes que se encuentran en territorio mexicano, resulta urgente implementar programas de inserción laboral, y con ello facilitar el ingreso de los hijos e hijas a las guarderías y escuelas en cualquier punto del ciclo escolar para garantizar el acceso a la educación, salvaguardando, por encima de cualquier normatividad interna, los derechos de la niñez migrante. Así como homologar la normatividad y criterios en los tres niveles de gobierno para asegurar que los trámites y procesos administrativos migratorios tengan una misma lógica de aplicación en todo el país.
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*Doctora en Derecho
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