Hoy se conmemora el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, que tiene como objetivo reconocer el papel que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología, así como el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y con ello lograr la igualdad de género.
Algunos datos que nos deben llamar la atención es que solo 33.3 por ciento a nivel mundial son mujeres investigadoras y solo 35 por ciento del estudiantado de carreras relacionadas con las ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son mujeres.
A pesar de la carencia de habilidades en los campos tecnológicos que están impulsando la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres solo representan 28 por ciento de los graduados en ingeniería y 40 por ciento en informática, esto según el Informe sobre la Ciencia 2021 de la UNESCO, cuyo capítulo sobre las mujeres y la revolución digital muestra que las mujeres científicas aún enfrentan prejuicios de género.
En México, de acuerdo con una encuesta del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), solo 38 por ciento del estudiantado opta por las disciplinas de STEM y apenas 14 por ciento de quienes se gradúan de estas áreas son mujeres. Lo que implica que, en los estados, las mujeres en carreras STEM tendrían que incrementar en al menos 71 por ciento para alcanzar un nivel similar al de los hombres. Las entidades federativas en donde se ha cerrado más la brecha han observado mayor productividad y proveen mejores condiciones laborales para la participación de las mujeres.
Para establecer contexto en lo relativo al reconocimiento de las mujeres en la ciencia, solo una mujer, Marie Curie, ha sido galardonada dos veces en 1903, con el Premio Nobel de Física, y en 1911, con el Premio Nobel de Química. Esto significa que, entre 1901 y 2024, 65 mujeres han sido galardonadas con el Premio Nobel. Este número refleja la predominancia histórica de hombres en el campo de la física, y como las mujeres nos enfrentamos a importantes barreras para ingresar y avanzar en muchos de los campos reconocidos por los Premios Nobel, como las ciencias y la literatura. Estas barreras han incluido un acceso limitado a la educación, a las oportunidades profesionales y al reconocimiento dentro de sus campos, en el recorrido histórico el campo científico se ha configurado en torno a lógicas patriarcales, la mujer siempre tiende a ser una minoría en el conocimiento científico y tecnológico.
Por ello es importante desarrollar acciones que fortalezcan la formación de recursos humanos para la investigación desde un enfoque transversal y de equidad de género, reconociendo las características y necesidades específicas de las mujeres investigadoras como madres de familia desde un enfoque de bienestar subjetivo, así como establecer indicadores de evaluación, como el Índice de Desigualdad de Género, para que las instituciones y los programas de investigación incorporen la perspectiva de la equidad de género como parte de sus criterios básicos de calidad.
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