La violencia ajena a las encuestas

2025-02-18 06:00:00

La percepción social del país sobre la inseguridad pública puede analizarse mediante dos diferentes visiones, metodologías y muestras: una, la que ofrece el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) a través de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública (Ensu), que tiene una cobertura de 91 importantes ciudades, entre ellas seis de Jalisco; otra, sin encuesta alguna, que abarcaría municipios y poblados medianos y pequeños que no son parte de ninguna muestra, que exhibiría datos radicalmente diferentes, por encima de la media nacional, por tratarse de localidades bajo control de grupos delictivos o en disputa entre diferentes cárteles.

La primera encuesta, la Ensu, es un importante estudio que levanta trimestralmente el Inegi en 27 mil 130 viviendas del país; que ofrece una cobertura temática sobre percepción sobre la seguridad pública; experiencias de victimización de los hogares de robo, extorsión y fraude; principales formas y/o medios de comunicación para enterarse de la situación que guarda la seguridad pública; conflictos y conductas antisociales; desempeño gubernamental; exploración sobre corrupción en el contacto directo con autoridades de seguridad pública; acoso sexual y relaciones familiares.

En diciembre de 2024, la ENSU reveló que 61.7 por ciento de la población de 18 años y más, residente en 91 áreas urbanas (ciudades) de interés consideró inseguro vivir ahí. En el caso de Jalisco, de septiembre a diciembre de 2024, en tres de los seis municipios encuestados (Tonalá, Tlajomulco y Tlaquepaque) disminuyó la percepción; en los restantes tres (Zapopan, Guadalajara y Puerto Vallarta) aumentó, pero de manera estadísticamente significativa en los dos últimos.

Hay un matiz en el caso de Tlajomulco, que si bien disminuyó la percepción de inseguridad al pasar de 74.3 a 67.6 por ciento, está por encima de la media nacional. Es el municipio de Jalisco con la percepción de inseguridad más alta. No en balde, por ejemplo, de cada cien fosas clandestinas descubiertas desde 2018 en la entidad, según cifras oficiales, 41 se hallaron en Tlajomulco.

La Ensu tiene una debilidad: carece de muestras que abarquen ciudades medias y municipios con poca población que padecen grave inseguridad. En esas cabeceras municipales, rancherías, comunidades y pequeños pueblos el horror es cotidiano. La violencia que enfrentan es brutal. Un ejemplo de ciudad media es Lagos de Moreno, con cientos de personas desaparecidas y seis fosas clandestinas localizadas. Otras ciudades más pequeñas, como Encarnación de Díaz o Teocaltiche, continúan sumidas en situaciones violentas.

Pero hay otros pueblos pequeños aún peor. Un ejemplo es Santa María del Oro, municipio jalisciense vecino de Michoacán. Militares han muerto o han resultado heridos por minas terrestres colocadas por un grupo delictivo; cientos de personas han sido forzadas a huir de sus comunidades; vecinos han decidido armarse y están defendiendo sus familias y tierras; células criminales bien pertrechadas de armamento han robado, asesinado, violado y torturado a vecinos.

La ENSU no se ha aplicado en más de 100 municipios de Jalisco, como Santa María del Oro, ni en más 2 mil del país, asolados en mayor o menor medida por violentos delincuentes. Son la mayoría invisible de las encuestas de inseguridad.

X: @SergioRenedDios

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