¿Cómo poder llegar acuerdos con quien no los cumple, con quien irresponsable y arbitrariamente impone su voluntad?
Con jactancia, Donald Trump viola el TMEC signado por los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá con la imposición de aranceles a su capricho, igualmente viola los principios y normas de la Organización Mundial del Comercio de la que las tres naciones son parte.
Su argumento para la aplicación impositiva a los productos mexicanos y canadienses por una “amenaza extraordinaria” a la seguridad nacional de EU como consecuente del tráfico descontrolado de drogas, especialmente fentanilo, de parte de sus vecinos no es razón ni formal, ni informal, ni siquiera es real porque es la demanda de la sociedad estadounidense la que mantiene el ilícito mercado.
Ningún argumento, por válido que sea, es tomado en cuenta aun cuando los impuestos al comercio afecten también a los ciudadanos del vecino del norte por la carestía generada, y en el corto plazo también afectará la estabilidad del gobierno de Washington, que tendrá que pagar aranceles también a los productos de México, Canadá, China y Europa.
Por ello, el juego del pasito para atrás y de la prolongación de la agonía con el diferimiento mensual a la imposición arancelaria, como ahora lo anunció para la industria automotriz, una de las más afectadas con las irracionales medidas.
México, a través de su presidenta Claudia Sheinbaum, anunciará este domingo medidas arancelarias a productos estadounidenses y otras no arancelarias, entre las que debe contemplarse la exigencia de aranceles de controversia por la violación al TMEC y reclamación a la OMC por incumplimiento por parte de la Casa Blanca.
Habrá que hacer todo lo que se pueda, pese a no haber garantía alguna, para someter a Trump al cumplimiento del derecho internacional. Sus designios son la ley.
AHORROS
Indefectiblemente, la economía mexicana ya se vio afectada por las políticas comerciales de Washington, aun cuando en breve pudieran anularse los aranceles contra nuestro país.
Las expectativas optimistas de crecimiento económico para este año son de una taza menor al 1 por ciento, entre 0.6 y 0.8 por ciento, sin poderse rechazar los pronósticos pesimistas que anticipan una caída hasta de 2.4 por ciento, esto significaría una recesión prolongada con estanflación.
La diversificación de mercados recomendada para México es una buena solución, pero imposible en el corto plazo. Habrá que aguantar.
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