La semana pasada hubo noticias económicas y financieras que generaron inquietud en México. Las más preocupantes fueron: 1) el bajo crecimiento del PIB durante 2024 (0.5 por ciento); 2) la aceleración de la inflación (3.77 por ciento; 3) los aranceles estadounidenses a las exportaciones mexicanas entrarán en vigor en abril; y, 4) la renuncia del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.
Las noticias sobre el PIB indujeron inquietud porque evidencian que la economía mexicana podría caer en recesión este mismo año. Más aun, las noticias sugirieron que dicha recesión pudo haber comenzado en el cuarto trimestre de 2024 (2024:T4). La contracción económica de ese trimestre (0.6 por ciento) bien podría verse reflejada en menores niveles de ocupación y empleo durante 2025:T1.
Las noticias sobre la inflación sugieren que la misma estará acelerándose al menos en el corto plazo. La mayor inflación es preocupante no solo porque reduce el poder adquisitivo de las personas, sino también porque reduce el crédito y la inversión productiva. De hecho, si dicha aceleración se mantiene será poco probable que en este año se alcancen los objetivos de política monetaria.
La renuncia de Rogelio Ramírez de la O también evidenció los problemas que enfrentan los secretarios de Estado, cuyas consideraciones no son tomadas en cuenta en Palacio Nacional. La renuncia fue anunciada unos días después de la llamada de Claudia Sheinbaum a Donald Trump. No pocos analistas ven esta renuncia como la antesala de la crisis que vendrá.
Las noticias también evidenciaron que hay razones adicionales para inquietarse sobre el desempeño de la economía mexicana. La economía muestra signos de “estanflación” (i. e., la ocurrencia simultánea de estancamiento económico e inflación creciente). La estanflación es uno de los problemas económicos más complejos debido a las dificultades que implica su manejo y corrección.
¿Qué efectos tendría la estanflación? En economías abiertas, como la mexicana, la estanflación suele inducir depreciaciones y desequilibrios en la balanza comercial. La estanflación, además, suele generar señales mixtas y contradictorias sobre el desempeño económico que dificultan la toma de decisiones para los agentes económicos y los hacedores de políticas.
En mi opinión, se requiere atender inmediatamente la falta de institucionalidad y el riesgo de estanflación en la economía. Si no fuera así, las noticias económicas y financieras seguirán generando inquietudes y preocupaciones por lo que resta del año. Más aun, podrían sentarse las bases de un nuevo “sexenio de crecimiento cero”. Afortunadamente, los hacedores de políticas todavía están a tiempo para atajar dichos escenarios. Hoy se necesitan certezas, no inquietudes ni preocupaciones.
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*Economista e investigador de la UdeG
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