Influye estatus social en los feminicidios

2015-11-27 23:29:14

ESTUDIO. La violencia contra la mujer se ejerce mayormente en estratos sociales bajos. (Foto: Cuartoscuro)

No todas las mujeres están en peligro debido a que el estatus social, político y de poder es distinto y estos aspectos influyen en la violencia que viven las mujeres. Las estadísticas lo prueban, en su mayoría las víctimas de violencia intrafamiliar o de feminicidio son mujeres que viven en pobreza.

Esto lo advirtió Julia Monárrez Fregoso, doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de la Mujer y Relaciones de Género, al participar en el Foro Políticas Públicas contra el Feminicidio, organizado en el Congreso del Estado. Frente a una audiencia, en su mayoría femenina, la especialista en derechos de la mujer aseguró que la violencia contra el género no sólo es parte de la cultura machista patriarcal, sino que también influye en la desigualdad del capitalismo neoliberal, el racismo, la migración, la creación y mantenimiento de sistemas de dominación que paralelamente funcionan con redes criminales.

“Estos sistemas de dominación, desposesión y muerte implican que si la vida no es digna de vivirse tampoco sus muertes son dignas de llorarse. Esta relación también implica en nuestro país las redes de criminales de las mafias que son sistemas paralelos de poder que dominan muchos territorios. Lo que se está matando en nuestro México son en mayor cantidad mujeres y hombres en pobreza, y entonces no podemos decir que todas tenemos el mismo peligro porque hay quienes gozamos de mayores privilegios y poderes”. 

Para Monárrez Fregoso esta situación también ha incidido en la aplicación de la justicia que se basa en el estatus social para su aplicación y privilegia la investigación en torno a la vida de la mujer; es decir, desde una visión de la moral que protege más al agresor que a la víctima, bajo argumentos como “no cumplió la normatividad femenina”.

“La desigualdad, cuando no hay justicia, va minando no solamente a las víctimas, sino a las potenciales víctimas que viven la muerte social, pero además tiene qué ver con la pérdida del estatus político que frente a los discursos que emanan de la autoridad y los grandes empresarios que argumentan 'es que las mujeres salieron a trabajar, es que las mujeres no se ocupan de esto, es que las mujeres han perdido el recato'. Es muy difícil hacerles comprender que si alguien es víctima se tiene que dar justicia a la víctima, no se tiene que hacer una evaluación moral desde una discriminación de género”.

Otro aspecto que destacó la especialista son los efectos que deja el asesinato de una mujer, al ser éstas en la mayoría de los casos el soporte de la familia, que tras el homicidio queda desprotegida, al quedar los hijos huérfanos con la indiferencia de la sociedad que no “sale a protestar porque son los daños colaterales”.

 

HJ/I

 
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