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(Foto: Cuartoscuro)
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El guitarrista Alejandro Marcovich niega haber reavivado la polémica sobre los motivos reales que llevaron al grupo de rock Caifanes a una ruptura definitiva hace 20 años, así como también niega que inició ataques contra su ex compañero Saúl Hernández y que su libro Vida y música de Alejandro Marcovich (Ediciones B) esté enfocado en revelar su verdad, pero más de la mitad de las 275 páginas las dedica a la relación con el cantante y su experiencia en el grupo.
Saúl Hernández es mencionado 215 veces en el texto de Marcovich, en el que relata su pasión por la música, infancia complicada, sus amores, su migración a México, su familia, hermanos, sus bandas y Caifanes.
En entrevista con NTR, el guitarrista afirmó que ha detectado el interés de los fans de Caifanes en saber si habla sobre el hecho que lo convirtió, por un lado, en el villano favorito y por otro, el talento incomprendido, pero explicó que quiso hablar de su música y su vida.
“En la portada no dice Caifanes, dice: Vida y música de Alejandro Marcovich. Quédense tranquilos. Caifanes ocupó seis años de mi vida, más dos años de reencuentro, pero mi carrera abarca 35 años, más el tiempo de formación, porque desde los 21 años puedo decir que soy músico profesional”, explicó el argentino, que desde el inicio de la plática encendió una grabadora digital para tener, afirmó, registro de cada palabra.
Saúl Hernández reveló a finales de noviembre que Marcovich había emprendido una campaña en su contra y durante dos décadas había guardado secretos que está por revelar. El argentino respondió: “No estoy ni mínimamente obligado a dar réplica a lo que está diciendo Saúl, porque es mañoso, está distorsionando los hechos y no quisiera darle más adjetivos al señor, pero es muy extraño que se esté defendiendo de un ataque que no existe ¿por qué no se esperó a ver si en mi libro hablo o no de él?, ¿por qué está diciendo que se esperó 20 años?, ¿por qué cree que llegó el momento? ¿Porque yo estoy sacando el libro?”, cuestionó Marcovich.
Las cosas que nunca hizo
En su libro, el guitarrista dedica un capítulo entero al proceso de grabación y aportaciones que hizo con sus instrumentos al disco El nervio del volcán (1994), en otro da cuenta de las fricciones que tuvo con la representante de la banda, Marusa Reyes, a quien responsabiliza de su salida; a Saúl Hernández lo acusa de no querer reconocer su trabajo y quedarse con todo el crédito en la relación que comenzaron como banda en 1984 con Las Insólitas Imágenes de Aurora.
“Hay mucho que contar y esa parte de Caifanes es interesante, la grabación de los discos, las circunstancias, pero también ciertas anécdotas, ciertas cosas de ruptura, porque me agredieron de una manera muy fuerte y no solamente en el 2000, físicamente, sino en 1995 fui agredido de una manera brutal como artista. Me sacaron de mi grupo y tenía dos discos pendientes con la disquera, tenía un público ganado a pulso, un público que me amaba y de la noche a la mañana me odiaron y se me adjudicaron cosas que nunca hice, se me culpó de que ahora tenían que cambiar mi nombre por mi culpa”, expresó el argentino, quien alude en su libro y en la plática a Caifanes como una empresa, un negocio, una sociedad mercantil y hace hincapié que el producto de su música con las letras de Hernández, era lo que mantuvo a la banda.
“Los Rolling Stones son Mick Jagger y Keith Richards, entonces por qué está el viejito ese canoso (Charlie Watts) tocando la batería al ritmo una que otra vez, cuando hay miles de bateristas que por muchísimo menos dinero, tocarían lo mismo o mejor, ¿porque son brothers? No, porque son todos accionistas, entonces, si el manager de los Rolling Stones, dice ‘¿por qué no sacamos al viejito?’, ¿qué diría el viejito? ‘Habla con mi abogado (…) si tú no quieres que toque aquí págame mi parte. Los grupos grandes, llámense The Beatles, Rolling Stones, Metallica, Muse, tienen acciones y son dueños del nombre en partes iguales, depende cómo se hayan formado. La marca Caifanes, la construimos entre todos. Me rompí el lomo igual que todos, pero curiosamente Sabo y Diego se salieron del grupo sin pedir nada a cambio, se salieron y punto, y quedamos tres”.
NTR. ¿Saúl Hernández y tú son como el ying y el yang?
Alejandro Marcovich (AM). ¡Y dale para el morbo! No lo pienso así. Fuimos una mancuerna poderosa. Se puede decir que fundé Las Insólitas Imágenes de Aurora porque convoqué a Saúl y a Alfonso. Le pedí a Saúl que dejara su grupo. Escuché sus canciones en demo. Le dije “tus letras me provocan y me estimulan”. La música me parecía muy repetitiva, le propuse hacer mancuerna y en ese momento le pareció adecuado y en Las Insólitas fue muy poderosa, nunca hubo discordia y parimos canciones como Hasta morir. Caifanes fue un grupo que iba a ser fundamentado en sus canciones, llegué con mi música, pero él le ponía un freno, no quería que invadiera Caifanes. En muchos ensayos, él se ponía a jugar y a bromear, no acabábamos nada, el potencial creativo de la banda nunca pudo llegar a su término (…)
No es ying o un yang, ¿qué podemos hablar? De egolatría, mezquindad, intereses económicos porque las canciones generan dinero, hasta 100 años después de muerto. Habría que ver cuáles son los móviles detrás de esas discordias. Le dije a Saúl y lo relato en el libro, “lo que hacemos juntos es muy poderoso, podemos hacer canciones como Lennon y MaCartney”. Me miró y me dijo “Yo como Lennon y tú George Harrison, tú toca la guitarra y dedícate a hacer arreglos monumentales y trascendentales para mis canciones y quieto ahí”. Me tengo que dar mi lugar en la historia de la banda, porque nadie me lo está dando y no estoy recibiendo dinero por canciones como Afuera. Ese disco, El nervio del volcán, fue el motivo de la ruptura de Caifanes, no el yin y el yang, que yo no tuviera un papel protagónico en la banda, fue la motivación tras bambalinas de que Alejandro Marcovich fuera bateado para home run, lejos, pero no sólo de Caifanes, del rock nacional. Se me echó de la banda tan vilmente que se dijeron cosas de mí muy feas, se quedó en la consciencia de la gente, de los fans y en el medio, de que era una persona vil, un villano, a estas alturas, sé que los villanos son los que más se divierten en las películas. En el libro se demuestra que no soy tal. No le entiendo a Saúl en su discurso cantinflesco de que registré el nombre. Él es el dueño entonces ¿de qué se queja? Él era el dueño junto con Alfonso y yo, su problema es que quería ser dueño del nombre él solo. Hay una gran injusticia detrás de todo esto.
Cifra:
215 veces se menciona a Saúl Hernández en el libro Vida y música de Alejandro Marcovich
HJ/I
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