Esperemos que la NFL haya aprendido. Haber puesto en el show de medio tiempo del Super Bowl a Coldplay no le convino a nadie. En 2015 Katy Perry dejó la audiencia en 118. 5 millones de televidentes, la banda de Chris Martin obtuvo 111.9 millones. Coldplay no atrajo, tampoco Beyoncé o Bruno Mars, les faltó carisma, arraigo, poder.
Ya pasó una semana de ese revés y el tema está casi olvidado como el show de arcoíris que se transmitió en todo el mundo y que no estuvo a la altura del festejo por los 50 años de Super Bowl. En el plano nacional, Televisa le ganó a TV Azteca, 7.2 puntos contra 6.4.
Los números son fríos, pero es lo que come la televisión, que además esta semana confirmó que el público ha castigado a los canales abiertos.
De acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la audiencia de la televisión abierta disminuyó 15.25 por ciento respecto a 2013, en cambio, la televisión de paga aumentó 12.42 por ciento su rating.
Los casos del Super Bowl y la televisión abierta tienen un punto en común: el público evaluó el contenido, no le gustó, no lo consumió y como dominó cayeron los indicadores. Hace meses que en este espacio se advirtió el fin de la televisión como la conocemos y su apocalipsis ya lleva 15 por ciento de avance, no por el apagón analógico, sino por la falta de empeño en mejorar la calidad del producto que ofrecen.
Hace unos días leía que el productor de telenovelas Juan Osorio auguraba que las telenovelas no van a morir, que sólo se recortarán a 80 capítulos, unos seis meses de vida, pero son fuertes, lo dice una autoridad que hizo Una familia con suerte, Salomé, Porque el amor manda y Si Dios me quita la vida.
Sylvia Pasquel reconoció en una entrevista que los refritos de telenovelas han llevado a Televisa a la crisis que vive, pero más que eso, la decadencia de las televisoras se generó por la soberbia que implica hacer lo mismo con la idea firme de que el público se va a comer todo lo que le pongan, ya sea entregas de premios TVyNovelas, noches mexicanas, festivales navideños y de año nuevo o finales de historias en domingo antecedidas de programas especiales tratados como si el público fuera imbécil. Ha sonado la tercera trompeta y no la quieren escuchar. Arrepentíos infieles. ¡Ups! Se me pegó el tono de estos días.
@WhoIsFranco
|