En el último tramo del recorrido electoral, a 12 días de la votación, se percibe en un gran sector de la población desánimo, decepción e indecisión por quién sufragar. Ha contribuido a ello la falta de propuestas entendibles de cómo se va a gobernar, no sólo qué se va a hacer, sino cómo lo van a hacer. Muchos qué y muy pocos cómos. ¿Cuál es la opción? ¿Votar por el menos malo? ¿Votar por la fruta menos podrida o el menos pior?
El mensaje que damos los ciudadanos, al pensar así, es que somos conformistas, estamos aceptando la mala calidad de los candidatos y, en general, del proceso electoral. Superando el síndrome de ansiedad de buscar una aguja en un pajar, se proponen cuatro criterios éticos para elegir y vigilar a las autoridades, pues no sólo es votar, sino dar seguimiento a las propuestas, planes y modos de gobierno.
En estas elecciones los ciudadanos debemos promover la adopción de criterios y compromisos éticos de buen gobierno con la participación del electorado y de los candidatos. Con una sana vigilancia ciudadana, podremos contribuir a que la ética guíe las prácticas de ejercicio del poder y se traduzca en políticas públicas que favorezcan un desarrollo humano integral.
Criterio 1: Honestidad y transparencia.
La honestidad surge como criterio fundamental para los candidatos. La corrupción destruye y rompe la confianza, fundamento de la democracia representativa. La honestidad es todo lo contrario, se refiere a actuar con rectitud y honradez, por el bien común.
Criterio 2: Propuestas claras y realistas.
La mayoría de nuestras autoridades políticas sufre de escasa credibilidad debido a que, con tal de ganar las elecciones, propone cosas irrealizables. Lo que tenemos luego son promesas incumplidas o inviables, con lo cual se desgasta más la democracia.
Debemos reconocer que muchas veces nuestro voto es un voto no informado, pues no escuchamos ni confrontamos propuestas; sólo nos limitamos a mirar las cosas externas, como la imagen del o la candidata, su manera de hablar o la música con la cual anima su campaña.
Criterio 3: Comprometidos con la reconciliación y la justicia.
La violencia y la inseguridad son expresiones de un país que no termina de encontrarse debido a la pobreza, divisiones, olvidos y exclusiones. Necesitamos autoridades políticas comprometidas con los derechos humanos, que promuevan, antes que la confrontación, la verdad, la reconciliación y la justicia. La reconciliación, a nivel social, demanda políticas públicas concretas que beneficien a personas que afrontan la violencia política y la del crimen organizado.
Criterio 4: Comprometidos con el bien común y la participación ciudadana.
El solo crecimiento económico no es desarrollo. Necesitamos autoridades políticas que se preocupen no únicamente por atraer inversión privada para Jalisco, sino también por lograr un desarrollo para todos basado en la equidad, el respeto al medio ambiente, la participación ciudadana, la justicia social; en otras palabras, un desarrollo más humano, integral y solidario.
Necesitamos candidatos y gobernantes con alto nivel de confianza en la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos. Deben aumentar los espacios para la participación ciudadana que permitan impactar significativamente en el ciclo de las políticas públicas, de tal manera que los intereses de los ciudadanos se realicen de manera continua, amplia y consensuada. Se necesitan fórmulas novedosas para el cogobierno, en el cual los ciudadanos no son sólo carne electoral, sino agentes de cambio, donde su participación es ampliamente valorada por la clase política.
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