Este lunes amaneceremos, dicen, con un nuevo Canal 2 de Televisa. El presidente de la empresa televisiva se apareció en su noticiero estelar para anunciar cambios y una supuesta renovación. Pero no sé si por estrategia o por desconfianza, no explicó en qué consisten los cambios, que se dice, implicarán incluso que ya no se llame Canal de las Estrellas y ¿cuál es la propuesta original? Que se llame Las estrellas… pues ni cómo ayudarles.
A la par, Televisión Azteca lanzó una campaña para comparar sus ratings con los suscriptores de Netflix y aseguran que algunos de sus programas tienen millones de televidentes y tan sólo en unos días reúnen todos los que una temporada de una serie alcanza.
Me pregunto si las plataformas de streaming y la televisión por cable no tuvieran avances significativos, Televisa haría cambios en su programación y TV Azteca saldría a presumir sus números, aunque sean el segundo lugar desde que nacieron, como reconoció un directivo esta semana.
En este contexto, el Instituto Federal de Telecomunicaciones dio a conocer una encuesta en la que resalta que sólo 56 por ciento de los mexicanos tienen acceso a televisión abierta, 47 por ciento prefiere el Canal de las Estrellas y 37 por ciento a TV Azteca. Además, seis de cada 10 personas no tiene servicios de televisión de paga.
Cualquiera diría, con esas cifras, que las televisoras abiertas no tienen de qué preocuparse, aunque parece que ya pusieron sus barbas a remojar. Lo que no se lee en esos números es que en un sector de los consumidores, ya no eligen los canales 2 y 13 para entretenerse, porque, incluso, ya no ven televisión, ahora se informan y entretienen en el teléfono celular, es allí donde está el punto crítico.
El lanzamiento de los biopics de Joan Sebastian y Juan Gabriel dejó claro que los directivos de las televisoras no han entendido que se deben renovar los lenguajes. Mientras el de Joan es una telenovela chafa, con recursos como un filtro blanco para transmitir la idea que se habla de un pasado remoto, la de Juanga es una serie con elementos de la tradición estadounidense, con un drama bien manejado y personajes con los que cualquiera se puede identificar, claro, detrás está Disney. Lo malo es que en pláticas de sobremesa no he escuchado que alguien hable de estas series y las recomiende, pero sí de Stranger things, de Netflix. Saquen sus conclusiones.
Los Juegos Olímpicos no pasan en televisión abierta y todo mundo habla de la justa deportiva, de los medallistas. Algo huele mal.
@WhoIsFranco
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