Dicen que la tercera es la vencida, pero en el caso de la tercera convocatoria para que el Congreso local elija dos comisionados ciudadanos para las vacantes en el Instituto de Transparencia de Jalisco (Itei) no hay motivos para estar tan optimistas.
Sólo como antecedente, la primera convocatoria se desplomó porque de alguna manera misteriosa la lista de aspirantes que pasaron el examen de conocimientos se filtró entre la prensa local antes de tiempo. Además, la convocatoria no contó con el número mínimo de aspirantes que aprobaran el examen para seguir adelante.
La segunda se cayó porque en esa ocasión de plano ninguno de los aspirantes a comisionados logró aprobar el temido examen de conocimientos. En ambas ocasiones los organizadores del proceso decidieron reponerlo sin oponer mucha resistencia, sin defenderlo demasiado.
Para esta tercera convocatoria trascendió que el examen de conocimientos redujo considerablemente su grado de dificultad. Los resultados del tercer examen fueron dados a conocer durante este fin de semana. En esta ocasión fueron 21 los aspirantes que lograron aprobarlo con un mínimo de 80 puntos, de un total de 100. Sin embargo, el proceso ya se comienza a tambalear nuevamente ante rumores de que las respuestas del examen circularon de forma previa entre los aspirantes con más influencias y conexiones.
Diferentes actores, tanto en el Congreso local como de los medios de comunicación, y aun los mismos aspirantes a comisionados, han salido a buscar culpables de los tropiezos en las primeras dos convocatorias. Algunos señalan la falta de experiencia y pericia política tanto de Pedro Kumamoto, presidente de la comisión legislativa que lleva el proceso, como a los integrantes del Consejo Consultivo del Itei. Sin embargo, quiero ofrecer dos explicaciones alternativas en las que todavía nadie se ha puesto a pensar.
Desde mi perspectiva, las dos anteriores convocatorias para elegir comisionados del Itei se han caído debido también a dos factores. Por un lado, por la desmedida ambición de los aspirantes para llegar a ocupar el tan anhelado puesto. El sueldo de comisionado del Itei no es nada despreciable; de hecho, son muy pocos los puestos en el mercado laboral que pagan los 75 mil pesos mensuales que otorga el cargo. Además, la cantidad de trabajo que los comisionados ciudadanos tienen que poner de su parte para devengar ese sueldo no es tan extenuante. A eso hay que sumarle el glamur de ser comisionado, la exposición mediática que el puesto ofrece, más el roce con las altas esferas políticas a las que el cargo permite acceder.
Por otro lado, y quizá la causas más profunda de los descalabros, es que el Consejo Consultivo del Itei y la comisión legislativa del Congreso local que llevan el procedimiento han tratado de implementar una convocatoria atípica. ¿Por qué atípica? Porque ha sido un proceso sin reparto de puestos para los partidos políticos, en donde se ha buscado que los aspirantes mejor calificados sean los que lleguen al puesto de comisionado ciudadano.
Si éste fuera un proceso de reparto de puestos normal, en el que las posiciones se distribuyen en función de cuántos diputados tiene cada partido político en el Congreso, estoy seguro de que los nombramientos de los nuevos consejeros hubieran quedado listos desde la primera convocatoria. No, aquí algo huele mal.
Esperemos que el tercer intento no se caiga nuevamente por la ambición desmedida ya sea de los aspirantes a comisionados o de los partidos políticos que se quieren repartir los puestos. Esperemos que de una vez por todas, los actores involucrados dejen hacer su trabajo a la comisión legislativa que preside Pedro Kumamoto y al Consejo Consultivo del Itei.
Coordinador de Investigación del Laboratorio de Innovación Democrática
@davlogar
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