Desde que arrancó el actual proceso electoral, el candidato del PRI a la presidencia municipal de Zapopan, Salvador Rizo Castello, se ha mantenido con ventaja en las pocas pero diversas encuestas que se han dado a conocer públicamente.
Enfrente tiene a dos adversarios que tienen su propia clientela: Guillermo Martínez Mora, candidato del PAN, quien va por segunda ocasión en busca de la alcaldía, luego de perder la primera vez frente al priista Héctor Vielma Ordóñez, y Jesús Pablo Lemus Navarro, abanderado del partido Movimiento Ciudadano.
Como es natural, quien entra a una campaña electoral con ventaja buscará siempre caminar sobre piso seguro, firme, para no poner en riesgo esa ventaja y darles a sus adversarios la posibilidad de que le metan zancadilla, de que aprovechen cualquier tropiezo que pudiera sufrir para rebasarlo o para reducir esa ventaja.
Es así, que los estrategas asesores de esos candidatos que llevan la delantera en la carrera electoral, les recomienden no “voltear a ver” a esos adversarios, no distraerse en aquello que éstos pudieran lanzarles en su camino, no mirar hacia atrás sino, por el contrario, seguir de frente y, por supuesto, mantener una campaña cercana al electorado.
Al parecer así ha caminado Rizo Castello en lo que va de la campaña y no ha querido poner en riesgo esa ventaja en debates donde sabe que hay el riesgo de perder algo de lo ganado, pese al pataleo y manotazos de algunos candidatos de otros partidos que prácticamente se la pasaron suplicándole que aceptara debatir.
Pero salvo el organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Salvador Rizo no acudió a ningún otro debate, y dicen sus asesores y grupo cercano que es lo mejor que pudo haber hecho para mantener esa ventaja y ganar más simpatías ciudadanas.
Y seguro lo mismo podrán decir los asesores de Enrique Alfaro en Guadalajara, de Luis Córdova en Tlaquepaque, de Sergio Chávez en Tonalá y de Alberto Uribe en Tlajomulco, todos ellos candidatos con la ventaja a su favor, también de acuerdo con los sondeos también pocos, revelados en algunos medios de comunicación principalmente.
Bueno, sin entrar a detalle de lo que sucede en estos últimos municipios, tiene razón quien me hizo el símil entre lo que actualmente es la campaña de Salvador Rizo y lo que acontece en un partido de futbol donde el equipo que va ganando busca administrar el 1-0 a su favor. O incluso el 2-0, resultado por demás engañoso, dicen los cronistas deportivos, en espera de que el árbitro pite el final del partido, en este caso en espera de que concluya la campaña.
Y el riesgo del priísta Rizo Castello es que en los nueve días que restan de campaña, se apodere de la misma el denominado “síndrome de Arana”, en referencia a aquella amplia ventaja que el entonces candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara, Jorge Arana Arana, le llevaba al candidato panista Emilio González Márquez, se hablaba de que era de 20 puntos, y terminó por ser rebasado y perder una elección que dicen los expertos y analistas ya tenía “en la bolsa”.
A diferencia de lo que hemos visto en Guadalajara, en Zapopan ha estado ausente la denominada campaña de contraste, se han mantenido al margen de cualquier señalamiento en contra de los adversarios bajo el argumento de que la ciudadanía está cansada de pleitos, dimes y diretes y guerra sucia, argumento que tiene sus asegunes.
Pero será el tiempo, y principalmente el día de la jornada electoral, lo que demostrará si Salvador Rizo Castello tuvo razón en administrar la ventaja como lo ha hecho hasta hoy, como lo hace aquel equipo que lleva la ventaja del engañoso 2-0, o eso provocó que su campaña fuera víctima del “síndrome de Arana”.
ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.
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