Las elecciones son un circo. Lo confirma el regreso del payaso Lagrimita a la contienda electoral por el Ayuntamiento de Guadalajara. Con el aval del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la carpa se montó de nuevo. O mejor, se rearmó una carpa que había sido desmontada. A los payasos sin maquillaje se les sumó un payaso ya embadurnado de colorete. Que eso ocurra a cuatro días de campaña, contados desde este domingo, tiene intencionalidad no solo jurídica sino también política.

Los muy mal pensados dicen que el retorno del personaje del espectáculo avalado por magistrados (gremio que conoce papá Leonel) fue para que el 7 de junio la votación se disperse o fragmente, y arañarle votos al aspirante a la alcaldía que se parece a Tobi, el de la pequeña Lulú.

 Lagrimita aparecía en la televisión, y eso le generó simpatías en determinado sector, al margen de que sus programas eran tan malos como los que produciría un estudiante de contabilidad.

Proponemos que si Lagrimita llega, mínimo, de regidor, que el Cabildo tapatío acuerde que los ediles vayan vestidos de payaso una sesión por mes. ¿Why? Porque tiene admiradores de clóset.

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Para el presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Guillermo Alcaraz, las campañas han transcurrido sin guerra sucia; lo que está en marcha, dijo, son “campañas de contraste”; es decir, que un planteamiento de un candidato se contrasta con el de otro.

Tras dilucidar su afirmación, ¡le concedemos la razón! Las miles de revistas, volantes, mantas y espectaculares en contra de uno u otro candidato son para contrastar quién lanza las peores medias verdades o completas difamaciones; las amenazas de muerte, incluida la esposa de un candidato, son para contrastar quién intimida a más familias; las notas donde se compara con Hitler o con Satanás a un candidato, son para contrastar quién tiene la más desarrollada imaginación para estereotipar; la golpiza a equipos de campaña son para contrastar quién sabe defensa personal y quién no; el acarreo bajo amenaza de perder empleo es para contrastar quién moviliza más gente, etcétera.

Por eso propondremos  a la próxima Legislatura que la dependencia se llame Instituto Electoral y de Contrastes Ciudadanos.

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Vecino del Quinto Patio reportó que Poncho Petersen, aspirante a sentarse en la silla principal del Ayuntamiento de Guadalajara, andaba buscando el “voto útil” con hartos militantes este sábado por la mañana en la glorieta de Niños Héroes. Esta vez lo acompañó Cecilia Romero, ex presidenta nacional del PAN. También anda activo a su lado el ex periodista, ex director de Comunicación Social de Alberto Cárdenas Jiménez y ex subsecretario en la Secretaría de Gobernación, Juan María Naveja de Anda, quien aparece en planilla de Poncho en el número 12.

Dicen que a Petersen, sus timbres, porque no cree que la elección se  vaya a bipartidizar (PRI-PMC) y asegura tener posibilidades de ganar. Bueno, eso dice.

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Hay gente en el Quinto Patio que busca mal lograrnos el domingo y pide recordar cuánto costaría, con dinero de nuestros impuestos, reimprimir las boletas de las elecciones por la alcaldía de Guadalajara para que aparezca Lagrimita. A un peso 50 centavos cada una de las 2.5 millones de boletas. Saquemos la calculadora. O el lápiz, los que aprobamos Plastilina I y Aritmética I.

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